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»No hay salvación para usted me dijo; no puedo hacer otra cosa que morir por mi bienhechora. He ido en busca del conde de Pópoli, y sin nombrarla para nada ni comprometerla, lo he recordado el insulto que le había dirigido hace dos años; le he ofrecido y pedido una reparación más completa que la que había obtenido.

Nombrarla en la comarca era casi, y para muchos sin casi, nombrar a la Providencia; porque a veces, quien imploraba algo del cielo, que lo puede todo, solía no alcanzarlo, mientras ella nada negaba estando en su mano concederlo. Perdonar arriendos, rebajar censos, dotar doncellas y redimir mozos de quintas, era para doña Inés el pan nuestro de cada día.

Á dicha mujer podian aplicarse los versos siguientes de un célebre poeta italiano: Una cautiva que nombrarte temo, Cautiva con el nombre de señora; Una mujer bellísima en extremo Porque es muy bella la mujer que llora. Habia resuelto no nombrarla, para no profanar un sepulcro lleno de misterios y de dolores; pero no quiero dejar á los lectores con esa intranquila curiosidad.

De todo lo que has dicho, parece deducirse que yo soy un miserable, un cualquiera, uno de tantos. Pues ahora lo veremos. He guardado reserva contigo, porque creí que no me comprenderías. Veremos si me comprendes ahora. Es cierto que hace dos meses, me encontré otra vez a... Haz el favor de no nombrarla suplicó Jacinta con viveza . Ese nombre me hace el efecto de la picadura de una víbora.

Amaranta y de su tía, lo cual érame sumamente fácil, por haber visto los sobrescritos de las cartas que traíamos para aquellas personas. Las doce serían cuando llegué a la calle de la Espartería, donde era la residencia de la tía de Amaranta. En lo sucesivo, y para evitar confusiones, ya que no puedo nombrarla con su verdadero nombre, usaré el título convencional de marquesa de Leiva.

Si yo pudiese solamente volver a ver una primavera como las de mi juventud, me parece que me curaría, pero no las veré yaQuise hablarle de Adela y me interrumpió poniendo un dedo sobre sus labios. «No hay que nombrarla tan alto me dijo , podría desvanecerse. Los ángeles no hacen más que pasar sobre la tierra.

Sería la última degradación á que podía sentenciarme vuestra debilidad, el que yo no pudiese retener una de mis meninas en mi servidumbre. A propósito; es ya demasiado mujer para menina, y voy á nombrarla mi dama de honor. ¡Y quién lo impide! Nadie... pero os lo aviso. Enhorabuena: decid á doña Clara que yo la regalo el traje y el velo y aun las joyas, para cuando tome la almohada.

La vida acaba de ser como uno de esos dramas en los que perecen todos al final del último acto. El príncipe adivina que Novoa piensa en Alicia y se abstiene de nombrarla para no molestarle. Efectivamente, piensa en la duquesa, pero ésta sólo es un punto de partida para llegar á otra mujer que ocupa su recuerdo. Al fin habla, dando expansión á su melancolía.

Empero carecía de medios para procurarse un albergue mejor; tal vez veíase clavado allí por una especie de poder magnético, no osando enemistarse del todo con la terrible hada, á la que profesaba cierto respeto. La citaba pocas veces, y cuando lo hacía solía designarla sin nombrarla, así como el islandés en alta mar no se atreve á citar el Orca, temeroso de que le oiga y se presente.