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Actualizado: 7 de julio de 2025


A la marquesa le pareció muy cuerdo el dictamen de Guzmán, y desde aquel día se acabó entre ambos el tratamiento llano de sus intimidades; quedó proscrita toda alusión a lo pasado, y no fue en la casa de Luz ni fuera de ella el antiguo amante de la hermosa Nica Montálvez, más que un amigo muy afectuoso y atento de la ajamonada viuda del arruinado banquero don Mauricio Ibáñez.

Que no cabe avenencia entre tus inquietudes de madre cariñosa y tus... locuras de mujer mundana; y que tienes que decidirte pronto por lo mejor, en la inteligencia de que ambas cosas dentro de ti no han de tardar en producir el mismo fruto que si te decidieras por lo más malo. ¿Qué fruto? El que más temes, Nica.... y el que acaso mereces por castigo.

Usted a un extremo de la casa y yo al otro, y como si nunca nos hubiéramos visto». Cuentan que el banquero pudo haber replicado algo muy contundente para la conciencia de Nica; pero, o no lo respondió, o no lo supo, o su mujer hizo muy poco caso de la réplica; porque el hecho es que la decisión de Nica se cumplió en todas sus partes. Nadie los vio juntos nunca.

Tanto miedo tenía a una imprudencia de su amigo. Cuando estuvo a solas con él, le dijo: De lo que buscabas en el espejo, va quedando ya muy poco, y me alegro. Te equivocas también en eso: queda todo lo que cabe entre lo divino y lo humano, entre el cielo y la tierra. ¡Qué criatura, Nica! Dios debe de habértela dado, o para tu gloria, o para tu castigo. Cuida de elegir a tiempo y lo mejor.

Lo dicho, Nica añadió Sagrario animándose un poco más ; y si te parece mucho así, pongamos casi, casi. No lo entiendo, hija respondió Verónica con visibles muestras de curiosidad, y otras tantas de sus intenciones de tirar de la desjuiciada lengua de Sagrario . Si no lo pones más claro, como si callaras.

Se atrevió a enmendar la plana a las reinantes, así en el vestir y aderezarse, como en el andar; formaron escuela sus atrevimientos, y hubo peinados, y abanicos, y hasta actitudes con su nombre; ambicionábanse sus saludos y sonrisas en la calle y en los espectáculos, entre los hombres y los mocosos distinguidos, casi tanto como los del Tato o los de la Alboni; rayáronle el afrancesado Beronic con que desde su salida del colegio la habían confirmado sus amigas, por horror justificable al sainetesco nombre con que fue castigada en la pila, y la llamaron todos, en papeles y corrillos, para colmo de su gloria y sello de legítima calidad, Nica Montálvez.

Esto, después de bien mirado, es hasta cómodo. ¿No te parece a ti lo mismo, Nica? Y Nica dijo que , pero sin dejar de sonreírse. En seguida preguntó a su amiga: Pero ¿no puede ocurrir que la dama de esa comedia tenga, al llegar ese desenlace, el corazón interesado por otro galán de los de la sala?

Palabra del Dia

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