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Actualizado: 15 de mayo de 2025


»Entre los demás estudios hizo en Roma un famoso retrato suyo, que yo tengo, para admiración de los bien entendidos y honra del arte. Determinose de volver a España, por la mucha falta que hacía, y a la vuelta de Roma paró en Nápoles, donde pintó un lindo retrato de la Reina de Hungría, para traerlo a Su Majestad. Volvió a Madrid después de año y medio de ausencia y llegó al principio del de 1631.

El médico las había visto iguales en todas las islas del Mediterráneo occidental, en las costas de Nápoles y en Sicilia.

Dotado de una voluntad firme e inalterable, religioso por carácter, y confiando en la Providencia, dejó la cabaña de su madre, yéndose a pie a Nápoles, donde se hizo lazzaroni y bracero; y el dinero que ganaba durante el día en esta ocupación, lo empleaba por la noche en pagar a los maestros que le educaban. Pasaba la noche inclinado sobre sus libros, abusando así de sus fuerzas y de su salud.

Juan de Goyeneche, Vida de Antonio de Solís, que precede á las Varias poesías sagradas de este último: Madrid 1692. D. Nicolás Antonio. Otros aseguran que Alcalá fué el lugar de su nacimiento. Signorelli, Storia crítica de'Teatri. Nueva edición: Nápoles, 1813, tomo VII, pág. 107. Cythara de Apolo.

Siendo muy jóvenes aún, perdimos a nuestros padres y quedamos bajo la tutela de nuestro tío, el duque de Arcos, del que no pretendo hacer el retrato, porque fue muy conocido. En su juventud, había sido virrey de Nápoles, y su dureza e inflexible rigor causaron la desgracia del pueblo, a quien trataba como esclavo, conduciéndole de este modo a la desesperación, a la rebeldía.

Vámonos á Napóles... ó si no queréis venir, dadme una carta para el duque de Osuna; entraré en un convento... vuestro amigo me ha hecho mucho daño... me ha hecho insoportable el duque de Lerma, odioso Calderón. Tal vez la vida de mi amigo consiste en que os apoderéis más que nunca del ánimo de Lerma. ¡Cómo!

Ella le reconoció á su vez, y este descubrimiento la hizo detenerse junto á una bocacalle, dudando entre seguir adelante ó huir hacia el interior de Nápoles. Luego pasó á la acera del mar, avanzando hacia Ferragut con plácida sonrisa, saludándolo de lejos como á un amigo cuya presencia nada tiene de extraordinaria. Esta seguridad desconcertó al capitán.

La ocasion que tuvieron nuestros vireyes y gobernadores en Nápoles y Milan de conocer á arquitectos italianos de mérito, contribuyó tambien poderosamente á que algunos de estos, como Benvenuto, Juan Bautista Castello, Francisco Sissoni, Felipe Trezzo y los Antonellis, viniesen á nuestras ciudades á reforzar, digámoslo así, la invasion de las ideas de Vignola y Miguel Angel.

Las naves siguieron su camino con poco viento, y ansí tardaron ocho días y más en recogerse todos á Malta, donde habían llegado otras naves con siete compañías de infantería española del reino de Nápoles, sin otras cuatro que habían venido primero á Mesina. Estas 11 banderas trajeron harto más gente que las de Lombardía.

Lo conocí en Nápoles, ocupado en buscar por todas partes á su padre. ¡Ah!... Ulises lanzó esta exclamación avanzando el cuello violentamente, como si quisiera despegar su cráneo del resto del cuerpo. Los ojos se le salían de las órbitas. El padre continuó el joven manda un buque... Es el capitán Ulises Ferragut.

Palabra del Dia

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