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Actualizado: 5 de junio de 2025
Buscar Calixto para tercera de sus amores a una empecatada bruja zurcidora de voluntades y maestra de mujeres de mal vivir, tiene algo de monstruoso que ni en el siglo XV ni en ningún siglo se comprende, no siendo Calixto vicioso y perverso y sintiéndose muy tierna y poéticamente enamorado.
Cierto es que, en estas comedias, llega á veces hasta lo monstruoso la inclinación del poeta á lo excéntrico y á lo extraordinario, y que no carece su lenguaje de ciertas manchas; pero sería preciso, por detenerse en estas nimiedades, hacer caso omiso de la admiración que mueve el poder del genio, prefiriendo fijar la atención en esos defectos aislados, y no en las bellezas de primer orden de su conjunto.
Sofocada, la buena mujer tuvo que comprar más libretas, porque dos o tres viejas a quienes no tocó nada, ponían el grito en el cielo, y alborotaban el barrio con sus discordes y lastimeros chillidos. Ya se creía libre de tales moscones, cuando la llamó con roncas voces una mujer que llevaba en brazos a un niño cabezudo, monstruoso.
Los pastores del rebaño monstruoso, el chauffeur y sus ayudantes, habían partido también para incorporarse al ejército. Todos se marchaban. Finalmente, sólo quedarían él y su hijo: dos inutilidades. Rugió al enterarse de la entrada de los enemigos en Bélgica, considerando este suceso la traición más inaudita de la Historia.
Su deseo era verse sola, que Isidro se alejase; y, sentada en el viejo silloncito que su amante ocupaba al escribir, permanecía inmóvil horas enteras, contemplando con fijeza hipnótica su vientre desmesurado, monstruoso, que subía y subía, tirando de las faldas, dejando al descubierto sus hinchados pies.
Comprendió entonces el alucinado capellán lo que ocurría, con no poca vergüenza y confusión suya.... Por la pared trepaba aceleradamente, deseando huir de la luz, una araña de desmesurado grandor, un monstruoso vientre columpiado en ocho velludos zancos.
Los actores se olvidan sin cesar de sus papeles: una dama griega, por ejemplo, al contar su nacimiento, dice sencillamente que es hija de Luis López, y que se llama María. El príncipe Rosicler monta en un jacucho, trayendo en la mano un zapato monstruoso, y recorre toda la tierra para buscar la dama á quien pertenece aquella enorme lancha.
YO tengo un aborrecimiento absoluto a los borrachos: me parecen larvas, ex hombres, gárgolas, algo grotesco, monstruoso y terrible a la vez. Sin embargo, mis grandes admiraciones literarias van hacia los poetas borrachos. Es mi espíritu, lo más hondo, tumultuoso y atormentado de mi espíritu, lo que comprende la absurdidad de los borrachos, aunque mi yo superficial, el hombre social, los deteste.
Su buen juicio literario es tan escaso como su inspiración; al contrario, parece que su carácter era raro y excéntrico; desprecia todo aquello que dicta el sentido común en la invención y desarrollo de las comedias, y que pudiera enaltecerlas; prefiere lo desordenado y lo monstruoso; se burla de las leyes del arte y del gusto, y hace llover en la escena extravagancias y singularidades de toda especie .
Además, un monstruoso desgaste le hacía pensar por instinto defensivo en la vida tranquila del hogar. Tímidamente hacía cálculo sobre su dulce reclusión. ¿Cuánto tiempo vivía en ella?... Su memoria confusa y nebulosa pedía auxilio. Quince días contestaba Freya. De nuevo insistía en sus cálculos, y ella le afirmaba que sólo iban transcurridas tres semanas desde que su vapor partió de Nápoles.
Palabra del Dia
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