Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 31 de mayo de 2025


-Ahí lo podrán ver ellos -respondió Teresa. Y dioles las cartas. Leyólas el cura de modo que las oyó Sansón Carrasco, y Sansón y el cura se miraron el uno al otro, como admirados de lo que habían leído; y preguntó el bachiller quién había traído aquellas cartas.

No pudo prescindir de una sensación de respeto hacia aquellas tres damas, desconocidas todavía para él, que le parecían tres perfectos modelos de virtud. Tocó, y le abrió una de ellas. La decoración le afectó un poco: los retratos históricos de la antesala le miraron todos con sus ojos apolillados. Lázaro tuvo miedo.

Si hubiese sido una verdadera madre, pensando sólo en él, ¡quién sabe!... tal vez viviría aún. Pero alguien quiso castigarme por mi conducta desnaturalizada, y lo mató, para que yo despertase, cuando me creía más feliz en mi torpe enamoramiento. Miguel ya no quiso hablar. Sus ojos miraron á esta mujer con lástima y desaliento.

Imposible pintar con palabras ni por escrito lo que vi en el semblante de mi señorita cuando aquellas frases oyó. Los dos novios se miraron, y un largo y triste silencio siguió al anuncio de la próxima partida.

Vió que don Juan la miraba de una manera avara, que estrechaba con delicia una de las hermosas manos de doña Clara, que antes de despedirse se miraron con una expresión de amor infinito y satisfecho, y oyó el siguiente diálogo: A las once volveré y me presentaré al rey contigo dijo don Juan. Y el rey nos recibirá con la reina y con su servidumbre, y yo llevaré las joyas de tu madre.

Vió la talla aventajada de un hombre, y le pareció a su vez que aquel hombre le miraba con atención.... Y tanto se miraron uno a otro, que dos nombres, pronunciados con sorpresa, rodaron sobre la cubierta, entre la monstruosa palpitación del buque, y fueron a extinguirse en el rumor profundo de las olas. ¡Salvador! ¡Fernando! ¿Adónde vas? Al Havre...; ¿y ?

Ave María Purísima exclamó Guillermina con benevolencia . Déjese usted de marchas reales... No, no se quite la gorra; se va usted a constipar. Caballeros, aquí, y durante la ceremonia, mientras menos música, mejor». Ido y Leopardi se miraron desconcertados.

Pues en cuanto bajé del caballo vi aparecer al «ñato», a otro individuo que parecía peón, a una señora de buen aspecto y alguien más... no me acuerdo... que me miraron desde una distancia y se alejaron en seguida, en momentos en que la «Pampita» me tendía la mano y me saludaba como a un viejo amigo, ofreciéndome asiento.

El piloto y el joven se miraron con gran ansiedad. Nada dijo el viejo, poniéndose pálido. ¿Habrán partido? No lo ; pero mis inquietudes redoblan. ¿Estarán, tal vez, dormidos? ¿A estas horas? No son más que las tres, señor Cornelio. Habrán salido en nuestra busca. Es posible; y aun creo que encontraremos alguna señal. Corramos.

Los tertulianos todos al escuchar los pasos acudieron en tropel a los balcones y vieron, con sorpresa, desfilar por delante de la casa dos compañías de soldados que cruzaron la plaza y se perdieron en las encrucijadas de la villa. Los amigos de don Mariano se miraron con sorpresa. ¿Qué vendrá a hacer esta tropa a tales horas? preguntó una señora.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando