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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Según él, en la raza blanca no hay mas que dos tipos: el cabeza redonda y el cabeza larga: Caín y Abel. El cabeza redonda, Caín, es violento, orgulloso, inquieto, sombrío, minero, aficionado a la música; el cabeza larga, Abel, es tranquilo, plácido, inteligente, agricultor, matemático, hombre de ciencia.
Las señoras ahogaron un grito y quedaron mudas y pálidas. Las paredes del agujero eran sombrías, desiguales y destilaban agua. En cada departamento de la jaula un minero sujetaba, con su mano trémula de modorro, una lámpara. Todos, menos el director y los mineros avezados a subir y bajar, sentían cierta ansiedad en el estómago.
Sondeaba ahora el corazón del pobre ministro como un minero cava la tierra en busca de oro; ó un sepulturero una fosa en busca de una joya enterrada con un cadáver, para encontrar al fin solamente huesos y corrupción. ¡Ojalá que, para beneficio de su alma, hubiera sido esto lo que Chillingworth buscaba!
Pues bien... te diré que esta tarde, mientras recogía un poco de árgoma para encender el fuego, vi en el castañar del tío Goro á Demetria cortando hoja... Luego vi que se acercaba á ella Plutón... ese minero tan malo que ya conocerás... Sí, sí; ¡adelante! Pues hablaron algunas palabras y mientras yo me entretuve en atar la carga desaparecieron... No volví á ver ni á uno ni á otro.
Era una profunda grieta abierta en el terreno, a semejanza de las que resultan de un cataclismo; pero no había sido abierta por las palpitaciones fogosas del planeta, sino por el laborioso azadón del minero. Parecía el interior de un gran buque náufrago, tendido sobre la playa, y a quien las olas hubieran quebrado por la mitad, doblándole en un ángulo obtuso.
El minero desciende al infierno de los tiempos modernos, sin más guía que la chispa de su linterna, y arranca de las capas de las primeras edades reliquias de la infancia de la tierra, los árboles carbonizados que dieron sombra a las monstruosas bestias de la prehistoria.
Debían ser franceses o de cualquier otro país: él no estaba cierto de quién eran ni le importaba; un matrimonio que iba por el mundo y parecía haber vivido en todas partes. El había tenido mil oficios, a juzgar por sus relatos: minero en Africa, colono en lejanas islas, cazador de caballos con lazo en las soledades de América.
Gallardo, al oírle, sintió que el pasado venía de golpe a su memoria, y reparó el olvido añadiendo tras el nombre: «rico minero de Bilbao». Luego presentó al «famoso doctor Ruiz»; y los dos hombres, como si se conociesen toda la vida, unidos por el entusiasmo de la común afición, comenzaron a charlar sobre el ganado de la tarde.
En efecto, como esperaba, vió salir al cabo á Plutón con la frente vendada y la lámpara colgada del brazo en disposición de marchar á la mina. Se adelantó á él sin ser visto y en cuatro saltos bajó por los prados á un sendero por donde forzosamente tenía que pasar el minero. Se ocultó detrás de un árbol y esperó. Pocos momentos después pasaba Plutón.
En Potosí le ví hecho minero, Mas nunca tuvo el pobre mina buena: Busquemos una agora en otro canto, Que ya cansa decir en este tanto. Viene Obispo al Paraguay. Muere Domingo de Irala. Eligen por Gobernador á Francisco Ortiz de Vergara, y sale con el Obispo al Perù.
Palabra del Dia
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