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Actualizado: 16 de julio de 2025
La pesca había sido verdaderamente milagrosa, pues la embarcación venía tan cargada, que apenas sobresalía del agua. Después de atracarla a la playa, los veinte chinos se pusieron a descargarla. En menos de una hora aquellos pescadores habían recogido cerca de cinco quintales de olutarias, pero no todas de una sola especie.
Era maravilla ver, después de esa visita de Roberto, cómo Marta volvía a la vida y recuperaba a la vez fuerzas, colores y salud. Esos pocos días de existencia en común con él habían obrado sobre ella como un baño fortificante, y más aun la milagrosa fuente de la esperanza, de la cual había bebido furtivamente a grandes tragos.
Desapareció entonces la Santísima Virgen, y en aquel punto se halló el enfermo perfectamente sano. Acudió á verle todo el pueblo, y oída la causa de su milagrosa sanidad, se encendieron sus corazones en vivos deseos de ser cristianos.
Es hacer un soneto facil cosa que, en sabiendo rimar, hace cualquiera; por más que más de uno considera que es sobrenatural y milagrosa. De su facilidad dificultosa es el fondo la gracia verdadera, Siempre el fondo; la forma es la manera de dar al fondo una cubierta hermosa. El que sin fondo y forma hace un soneto, con que es cosa difícil no se escude, su ignorancia ocultar queriendo agreste.
Y no sólo vos, respondió Ginés de Sepúlveda, sino vuestra casa y las otras casas adonde fuéredes, como todo lugar en que os encontráredes. Pues mirad, dijo doña Guiomar, si me dais esa milagrosa medalla, os perdono el abrazo que tan sin licencia mía, y tan contra mi voluntad y mi pudor, me habéis dado; que en Dios y en mi ánima, este es el primer abrazo de hombre que he sentido.
Primeramente se quitó el sombrero con reverencia, «como si estuviese delante de una imagen milagrosa», pensó Moreno. Luego dijo, con cierta expresión teatral que en él era espontánea: Yo soy ese desgraciado, señora, y este es el momento mejor de mi vida. La miraba el gaucho con ojos ardientes de adoración y deseo, y ella sonrió, satisfecha del bárbaro homenaje.
Se venera una efigie de Nuestra Señora de la Concepcion, cuya altura no pasa de media vara, ni en lo material tiene recomendacion. Sin embargo se reputa milagrosa, y por eso le hacen muchas visitas y ofrendas los peregrinos de Buenos Aires, Santa Fé y el Tucuman. Un portugues la trajo del Brasil, y la dejó en dicha villa, llevando otra igual al Perú, donde tambien es venerada en un santuario.
Como antes de haber conocido a la Condesa, su pensamiento era obscuro, confuso, se perdía. La milagrosa florescencia que había brotado de todos los pliegues de su alma se marchitaba y deshacía. En otros tiempos, su corazón, cerrado a todos se complacía en su propia avidez; pero una vez que ya había recibido la simiente, se sentía amargado por un rencor infinito. El joven resolvió viajar.
Oíd el relato, hecho a tajos, de esa odisea milagrosa.
Cautiva la tenía, puesta en una milagrosa sonrisa que había florecido en sus labios, cuando sintió tras de si un jadeo de carne brava y un resuello caliente y brutal. Sin tiempo para volverse a mirar se encontró prisionera en unos brazos duros y torpes, y el aliento de Andrés, apestando a vino, la encendió la cara.
Palabra del Dia
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