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Actualizado: 18 de junio de 2025
El párroco de Peñascosa pasaba por hombre rico, y lo era en efecto. Cincuenta años regentando una parroquia populosa y viviendo con extremada economía, le habían permitido juntar un capital respetable. Había comprado muchas tierras, pero se decía que guardaba en casa también una gran cantidad en metálico. Y así debía de ser, atento la vigilancia que desplegaba, sobre todo de noche.
El alma descansa y se regocija leyendo como yo he leido todos los dias los anuncios que hacen las personas pobres de haber encontrado braceletes de oro, billetes de banco, alhajas preciosas, y lo que es mas aun, monederos y bolsillos con cantidades respetables en metálico: lo publican para que llegue á conocimiento de sus dueños y pasen á recojerlos. ¡Es admirable, es magnífico, es consolador!
Sus conocimientos de la literatura profana no iban más allá de los versos que había bordado en una gran tapicería, bajo el pastor y la pastora; y para arreglar una cuenta tenía que hacer la resta quitando chelines y medios chelines metálicos y visibles de un total metálico y visible. Apenas hay en nuestros días una sirvienta que no sea más instruida de lo que estaba la señorita Nancy.
§ I. Historia. El cobre metálico y sus diversas sales tienen casi unas mismas propiedades; pero como el metal es el que ha sido particularmente estudiado en sus efectos fisiológicos, á él referirémos con especialidad todo lo que espongamos.
Tenemos, pues, que por tributo y polos satisfacíase cuatro pesos y dos reales fuertes, y de no hacer uso de la redención á metálico, exigíasele un peso y dos reales fuertes y cuarenta días de trabajo. Es nuevamente de advertir que nos referimos solo á los impuestos directos que gravan á la masa de la población, á la clase tributaria. Veamos si con la reforma sale perjudicada aquella.
Un martillazo dado por inadvertencia en una arista saliente hizo que las dos enormes valvas de plata se abriesen de pronto, lo mismo que una concha gigantesca, lanzando un crujido metálico. Los hombres de fuerza se apresuraron á tirar de ellas, temiendo que se cerrasen, y quedó visible su interior.
Su pena sincera no era parte a ocultar la satisfacción que la embargaba por el feliz arreglo de su conflicto metálico en aquel día crítico. Cómo y de qué manera se había hecho el arreglo, ya lo diría más adelante, pues no era ocasión de importunarla con cosas que no le importaban... «¿Y el médico qué dice?». La excelente señora esperaba que la ceguera fuese una desazón de pocos días.
Esto era tan claro que hasta veía los ojos oblícuos del viejo empañarse, como cubiertos de una ténue capa de polvo; y sentía el sonido metálico del dinero rodando a mis plantas. Inmóvil, horrorizado, clavaba ardientemente los ojos en la campanilla, puesta delante de mí, sobre un diccionario francés, la campanilla prevista, citada en el magnífico infolio.
Este gentleman acababa de detenerse á impulsos de la sorpresa, como si hubiese reconocido á Ferragut. Se cruzaron las miradas de los dos, sin que esto despertase eco alguno en la memoria del capitán... No podía recordar á este hombre. Casi estaba seguro de no haberlo visto nunca. Su rostro afeitado, sus ojos de un gris metálico, su tiesura elegante, no decían nada á su memoria.
Considerando la apagada inscripción, yo meditaba en la posible realidad de su influencia. ¡Quién sabe qué activa y noble parte sería justo atribuir, en la formación del carácter y en la vida de algunas generaciones humanas, a ese lema sencillo actuando sobre los ánimos como una insistente sugestión! ¡Quién sabe cuántas vacilantes alegrías persistieron, cuántas generosas empresas maduraron, cuántos fatales propósitos se desvanecieron al chocar las miradas con la palabra alentadora, impresa como un gráfico grito, sobre el disco metálico que circuló de mano en mano!... Pueda la imagen de este bronce troquelados vuestros corazones con ella desempeñar en vuestra vida el mismo inaparente pero decisivo papel.
Palabra del Dia
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