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Actualizado: 19 de julio de 2025
Uno tiene más verde, y es como una selva de recreo, con su casa sueca de pino, llenas de flores las ventanas, a la orilla de un lago; y la isba de puerta bordada y techo de picos en que vive el labrador ruso; y la casa linda de madera, con ventanas de triángulo, en que pasa los meses de nevada el finlandés, enseñando a sus hijos a pintar y a pensar, a amar a los poetas de Finlandia, y a componer el arpón de la pesca y el trineo de la cacería, mientras talla el abuelo el granito como ópalo, o saca botes y figuras de una rama seca, y las mujeres de gorro alto y delantal tejen su encaje fino, junto a la chimenea de madera labrada.
55 Como habló a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre. 56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa. 57 Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. 58 Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella grande misericordia, y se alegraron con ella.
Había vivido aquélla maritalmente durante algunos meses con un amigo suyo, «compañero de la prensa»; luego la había encontrado de corista en un teatro por horas y en varias fiestas nocturnas o matinales en los entresuelos de Fornos y en las Ventas.
Lo único que hizo, que no había pensado hacer al salir de la villa, fué permanecer en Madrid cuatro meses en lugar de uno, y adquirir esos tres grados más de civilización que lucir en la ciudad.
Hay que dejar hablar al padre, al anciano, al moribundo contestó el doctor con extraña solemnidad, sin interrumpirle; y ya que estamos los tres reunidos como hace nueve meses en el momento en que Magdalena acababa de expirar, voy a trazar la historia de ese amor en este tiempo. He leído lo que tú has escrito, Amaury; he oído lo que tú has dicho, Antoñita.
Siguieron entonces largas diligencias y puesta en claro la felonía de que había sido víctima el teniente de asistente le dieron libertad al fin y al cabo, después de tenerle largos meses en las mazmorras inquisitoriales, con todas las consiguientes molestias y perjuicios.
Con este se asentó el trato, ofreciéndoles de parte de su Señor, que siempre que le viniesen á servir les daria seis meses de paga adelantada, y las mesmas ventajas que habian tenido en servicio del Emperador Andronico.
El goce inefable de la independencia le embargó por algunos meses; entraba y salía de casa cien veces al día, sin necesidad alguna, sólo para convencerse de que era libre, dueño de sus acciones; tiraba de la campanilla y se hacía traer vasos de agua sin tener sed; compró una petaca y algunas libras de tabaco picado, y para aprender a hacer cigarros, se ensayó, por consejo de un teniente de artillería que se alojaba en la misma casa, haciéndolos con arenilla de la salvadera; corría por las calles deteniéndose largo rato delante de los escaparates, y gastaba el dinero alquilando por horas berlinas de punto; entraba en los cafés y pedía copas de ron o cognac, sólo por enjuagarse la boca, pues no podía atravesar los licores.
La velada estuvo saturada de efusión. ¡Tenía Magdalena tantas cosas que referirnos! Había contemplado hermosos paisajes, había admirado toda clase de novedades, de costumbres, de ideas, de trajes. Hablaba revelando el desorden en la memoria abarrotada de recuerdos tumultuosos con la volubilidad de un alma impaciente por referir en algunos minutos una multitud de adquisiciones hechas en dos meses.
Hácese un castillo en Lambaré, con el nombre de la Asumpcion; y los Cários, con socorro de los cristianos, van contra los Agaces. Mandóse despues á los Cários que hiciesen una gran casa de piedra, tierra y madera, para seguridad y defensa de los cristianos, en caso de alzarse los indios. Estuvimos aquí dos meses.
Palabra del Dia
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