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Actualizado: 30 de abril de 2025


Era Noche-Buena, y si todo callaba en la triste vivienda recién visitada de la muerte, fuera, en las calles de la ciudad, y en todas las demás casas, resonaban placenteras bullangas de groseros instrumentos músicos, y vocería de chiquillos y adultos cantando la venida del Mesías.

Mi mujer calla; pero me mira con un aire que quiere decir: ¿no te lo dije? ¿Quién te obliga á meterte á redentor, cuando no eres el Mesías prometido? Yo callaba, pero miraba á mi compañera con una expresion que equivalia á la siguiente: mujer, no hables de lo que no comprendes; no hables de un asunto que es tan superior á tu inteligencia y á tu sentimiento.

El pueblo se dispersa, y todavía se oyen á lo lejos los himnos sagrados, cuando aparecen Belfegor y la Idolatría, rebosando ira y envidia contra el pueblo elegido, del cual, como anuncian las profecías, saldrá la mujer que aplastará la cabeza de la serpiente, corruptora del linaje humano, y dará á luz al Mesías.

Quemáronlo vivo por negar la venida del Mesías i otros artículos de la fe, siendo así que por ningun lado dejaba de ser cristiano viejo.

Finalmente, haciendo reflexîon, que una culpa en que se ofendió á un Dios inmenso, pedia una reparacion y satisfaccion igual, que la suma Bondad y Misericordia Divina querian salvar al hombre, y para esto prometió Dios enviar un Mesías, facilmente creerémos, que Jesu-Christo, hijo del eterno Padre, hecho hombre, es nuestro Salvador, y entenderémos que su encarnacion, nacimiento, vida, muerte, resurreccion, y milagros, ademas de no desdecir de la Omnipotencia y Magestad Divina, no habian de ser como las cosas de los hombres, sino correspondientes á la dignidad y grandeza de un hombre Dios, todo mysterioso y sobrenatural, como que se enderezaba á fines muy superiores á toda la naturaleza.

«Después me atacó lo que yo llamo la Mesianitis... Era también una modificación cerebral de los celos. ¡El Mesías... tu hijo, el hijo de un padre que no era tu marido! Empezó por ocurrírseme que yo debía matarte a ti y a tu descendencia, y luego esta idea hervía y se descomponía como una sustancia puesta al fuego, y entre las espumas burbujeaba aquel absurdo del Mesías.

Y no cómo se las componen los absolutistas; pero para ellos no se han establecido las diligencias; ellos esperan siempre a pie firme la vuelta de su Mesías; en una palabra, siempre son de casa; este partido no tiene más movimiento que el del caracol; toda la diferencia está en tener la cabeza fuera o dentro de la concha. A propósito, ¿la tiene ahora dentro o fuera?

Estaba como la humanidad antes de la venida del Mesías, a oscuras, apagado el gas... . No me condenes, no, no, no me condenes sin oírme... Jacinta no sabía qué hacer.

¿Y Juanito? Pues Juanito fue esperado desde el primer año de aquel matrimonio sin par. Los felices esposos contaban con él este mes, el que viene y el otro, y estaban viéndole venir y deseándole como los judíos al Mesías. A veces se entristecían con la tardanza; pero la fe que tenían en él les reanimaba. Si tarde o temprano había de venir... era cuestión de paciencia.

En veintitrés días compuso su gran obra El Mesías, a los cincuenta y siete años, y cuando murió, a los sesenta y siete, todavía estaba escribiendo óperas y oratorios. Haydn fue casi tan precoz como Haendel, y a los trece años ya había compuesto una misa; pero lo mejor de él, que es la Creación, lo escribió cuando tenía sesenta y cinco.

Palabra del Dia

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