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Actualizado: 29 de junio de 2025
¡Pum! ¡pum!... Dos tiros de revólver. Saltó un globo de vidrio en menudos fragmentos de la cuenca de un ojo, y en la frente de la bestia se abrió un agujero redondo y negro entre pelos chamuscados. En plena primavera la temperatura dio un salto atrás, con la extremada violencia del clima de Madrid, inconstante y loco. Hacía frío.
Subíamos lentamente, ellos delante, yo detrás, y aquellos menudos hilos de seda, pendientes de la espalda y de la cintura de Inés, flotaban delante de mis ojos. Como quien llega a la puerta del Cielo y tira del cordón de la campanilla para que le abran, así cogí yo entre mis dedos uno de aquellos cordoncitos rojos y tiré suavemente. Inés volvió la cabeza y me vió.
Al verlos parecía que para aquellos pavimentos y muebles era indispensable una gran dama en quien fuese aún mayor la distinción que la hermosura; que pisase con menudos pies, como ligera sombra, las aterciopeladas alfombras y se recostase en los divanes casi sin que los flexibles muelles cediesen al suave peso de su cuerpo.
Es un arco iris como el resumen, o mejor dicho, principio y fin de todo lo visible. En la habitación estaba Florentina, no ensartando perlas ni bordando rasos con menudos hilos de oro, sino cortando un vestido con patrones hechos de Imparciales y otros periódicos.
Volvió a ver lucir su belleza dentro de un marco de percales finos, de cintas de seda, de flores contrahechas, de menudos velos, y a recrearse con su hermosa imagen delante del espejo. ¿Qué es la vida? Un juguete. Melchor decidió que fuese al Escorial, y él quiso acompañarla.
El estorbo de los calzones hacía que sus pasos fuesen tan menudos que para salvar corto trecho necesitaba largo tiempo. Por otra parte, aunque quisiera tomar el camino del monte, la forma en que llevaba los brazos no lo consentía, pues era estrecho y desigual y se exponía á caer y no poder levantarse. Se resignó á seguir el de Entralgo. Bien avanzada la noche llegó á este pueblo.
Sin embargo, cortó un pedacito de pan y empezó a roerlo gravemente con sus dientes blancos y menudos. Te profetizo que no tardarás en despachar ese plato de dulce, Martita... La cuestión es empezar... Ya verás, ya verás... Lo peor es que ya son las doce, y que a la hora de comer me voy a hallar sin apetito... Martita, no seas tonta y cómete ese dulce que te está apeteciendo...
Mi tío lo tenía en tal estima, que no nos estaba permitido tocarlo, ni mirarlo siquiera. Pero un golpe del volante, torpemente dado por mí, hizo saltar en menudos pedazos aquella admirable obra, cuyos fragmentos cayeron a nuestros pies. »Un rayo no me hubiera sobrecogido de tal modo.
Soy tuya... Tú eres mi único amor. Yo no soy casada... Y con caricias de gata mimosa le paseaba sus manos finas y pálidas por el rostro, estampaba en él menudos, infinitos besos, le anudaba los brazos al cuello, se lo mordía con leves y fugaces mordiscos de ratón.
Le era imposible volver a la fábrica de gorras: estaba muy lejos, y además no la admitirían después del escándalo de su fuga. Pero conocía otros oficios menudos e insignificantes, de los que están al alcance de las muchachas pobres y las ayudan a engañar el hambre. Haría «flores» para los corsés, se dedicaría a emballenarlos.
Palabra del Dia
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