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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Y ni yo la tenía ni sabía quiénes eran. Comenzó el marido a quererse informar del parentesco por menudo. Yo, porque no me cogiese en mentira, hice que me salía de enojado, votando y jurando. Tuviéronme, diciendo que no se tratase más de ello. Yo, de rato en rato, salía muy al descuido con decir: ¡Joan de Madrid! ¡Burlando es la probanza que yo tengo suya!
La ciencia de ahora, mentira y charlatanería, en comparación de la ciencia que aquella lengua llevaba en sí misma. Cada nombre de esta lengua contiene en sus letras la esencia de la cosa nombrada y sus ocultas calidades. Las cosas todas, al oírse llamar por su verdadero nombre, obedecen a quien las llama.
El amor de las mujeres como yo, es pura comedia, ¿verdad? Ya se sabe que es mentira; pues cuanta más ilusión procure, mejor. Con el vizconde no había modo de lograrlo. Su único goce era que hablasen de él, aunque fuese mal: no le gustaban los placeres por disfrutarlos, sino porque se los envidiaran. Al segundo año de conocernos tuve un capricho; que Pepe me llevase a París.
Especialmente fue y vino en lo que había visto en la cueva de Montesinos; que, puesto que el mono de maese Pedro le había dicho que parte de aquellas cosas eran verdad y parte mentira, él se atenía más a las verdaderas que a las mentirosas, bien al revés de Sancho, que todas las tenía por la mesma mentira.
El Dios de los antiguos no existe; hoy, la humanidad es Dios, ó la humanidad es el Dios moderno. El Emperador dice que esto es verdad, yo pido perdon al Emperador, y con su vénia creo que es mentira.
Vaya, clarito; en casa no hay religión, y donde falta la religión todo está perdido. Así les castiga a ustedes Dios. ¡Castigarnos Dios! ¡Le parecen a Vd. pocas penas esa enfermedad, esa escasez, esos sufrimientos!... ¿Y qué le hemos de hacer? Todos trabajamos. ¿No has visto la vida que llevan tus hermanos y lo que yo me afano? ¡Pregunta Vd. lo que pueden hacer! ¡Parece mentira!
Mintió usted cuando reconoció ser el amante de su correligionaria; pero esa mentira, por lo menos, le fue casi arrancada por la esperanza de salvarla; mas ¿por qué ocultó usted los sentimientos que profesaba últimamente a la otra desgraciada?... El Príncipe temblaba: la Natzichet había dicho la verdad.
¡Ah! ¡la mala noche del rey! ¡ya pareció ella! La reina tampoco quiere asistir á la ceremonia, porque... piensa que doña Clara se sacrifica por ella. ¡Mentira, mentira y más mentira! Y allá están ambos novios con el padre Aliaga y los testigos, esperando únicamente por vos. ¿Y quiénes son los testigos?
En cuanto a él, no sabía cómo disculparse para salir del paso. Mi situación... aquel maldito negocio... dijo apartando la mirada. Todo mentira; ya lo sé. Me dejaste a sangre fría, con una perfidia inconcebible... Ahora... ¡tú lo has querido! Nada puede haber entre nosotros. Estaban solos; no había en torno paseantes, jardineros ni guardas; nadie.
Verá uté. Un día le preguntamos por su hermano, que estaba en Cádiz, y nos respondió, con una cara muy larga, que se había muerto. Todos lo creímos. Uté también lo creería, ¿verdad? Pues nada; por la tarde se dejó entrar diciendo que todo era mentira. Le hablaba por la reja. En esta misma ventana, ¡cuántas horas habré pasado hablando con él! ¡Me tenía encandilaíta aquel gitano!
Palabra del Dia
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