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Actualizado: 26 de julio de 2025


No cabe duda que el señor don Saturnino, siquiera fuese por bien del arte, mentía no poco, y abusaba de lo románico y de lo mudéjar. Para él todo era mudéjar o si no románico, y más de una vez hizo remontarse a los tiempos de Fruela los fundamentos de una pared fabricada por algún modesto cantero, vivo todavía.

Y en vez de indignarse por la crueldad con que mentía e intentaba engañar a su mujer, la viuda comenzaba a encontrarlo simpático, viendo en él como una resurrección de su segundo marido, de aquel doctor calavera al que tanto había amado. Si ustedes quieren, las acompañaremos Andresito y yo. Doña Manuela, animada por un instinto pudoroso, intentó excusarse.

Pero fuè en vano, porque los indios, azorados con la guerra, antes buscaban ellos caballos y mulas que comprar, que darlas á vender. Cuando sucedian estas cosas, Junio se pasaba, y la fama descaramente mentia, ó fingia, que 3,000 Españoles habian salido de Buenos Aires, y otros tantos Portugueses, de la Colonia del Sacramento, con los Capitanes Generales de las Provincias.

Y el ilustre maestro no mentía; lo que hacía, simplemente, era ignorar la verdad, huir de ella cuando la encontraba al paso.... Y si le obligaban á mirarla de frente, la veía con unos ojos distintos á los ojos de los demás. Las cosas nunca eran para él como para los otros; siempre las contemplaba como quería que fuesen y no de acuerdo con la realidad.

Si, tienes razón, Magdalena, pues a mi se me figura que hoy empiezo a vivir y que ahora es cuando empiezo a quererte. Esta noche con sus armonías despierta en mi corazón ciertas fibras que hasta hoy estaban aletargadas. Si alguna vez he dicho que te amaba hazte cuenta que mentía o al menos no lo dije como debía decírtelo, como te lo diré ahora. Escucha, Magdalena: ¡te amo! ¡te amo!

El sueño y la pereza le decían que parecía más temprano que otros días, que el despertador mentía como un deslenguado, que no debía de ser ni con mucho la hora que la esfera rezaba. No hizo caso de tales sofismas el cazador, y sin dejar de abrir la boca y estirar los brazos se dirigió al lavabo y de buenas a primeras zambulló la cabeza en agua fría.

Mentía cuando quería deslumbrar al auditorio, pero podía ser exacto, asombrosamente exacto si se le antojaba. «A hechos, datos, números decía ; lo demás... filosofía alemana». En arquitectura le preocupaban mucho las proporciones. Para que hubiese proporción entre la catedral y la plazuela, convendría retirar tres o cuatro metros la catedral. Y él lo hubiera propuesto de buen grado.

Cuando quedaba sólo no buscaba al momento, como antes, una ocupación manual en que entretenerse. Quiso atribuir al calor esta singular postración que experimentaba, y cuando algún vecino después de sorprenderle con los brazos cruzados le dirigía alguna pulla, echaba pestes contra el verano, que le quitaba las ganas de emprender ningún trabajo. Y en realidad, no mentía.

Era imposible, según él pensó, que la ficción y la astucia un hombre pudieran llegar á ocultar la verdad de aquel modo. Bozmediano no mentía. ¡Oh, calle usted! dijo Lázaro sin poderse contener: ó es usted el histrión más perfecto, ó dice la verdad. Yo, que jamás he mentido, que no ni puedo fingir, siento una fuerte inclinación á creer lo que usted me ha dicho.

Esta amenaza había quebrantado su fe en la victoria y le tenía en perpetua angustia. ¡Ay! ¡con tal que los americanos llegasen antes y en cantidades enormes!... Por deber mentía descaradamente ante los amigos que le rodeaban en el atrio solicitando sus opiniones de hombre de guerra. Triunfaremos; y Guillermo tendrá que pegarse un tiro.

Palabra del Dia

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