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Cosa extraña y que da á comprender la cobardía de los hombres: las bestias montaraces que destrozan y matan á las demás son precisamente las más admiradas. Se les daría con gusto la realeza, y en mitos, fábulas, leyendas y hasta en algún libro viejo de historia natural, se les da el nombre de reyes.

¡Calla, maldito, calla! le dije al fin . No desplegues tus labios y no me martirices sacándome de los sueños que encantan para conducirme a las realidades que matan. ¡Calla, maldito, calla!

14 Y Azor engendró a Sadoc; y Sadoc engendró a Aquim; y Aquim engendró a Eliud. 15 Y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar engendró a Matán; y Matán engendró a Jacob. 16 Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado Cristo. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo:

En este instante se oye ruido de espadas en la calle, y las voces de Don Antonio y Don Félix, que pelean, y á la vez los gritos de socorro de Clara, diciendo: «¡Que matan á mi hermanoLisardo duda, en el instante, á qué lado inclinarse, puesto que á un tiempo lo llaman su amigo y su amada; pero sale al fin corriendo, y exclama: «¡Antes que todo es mi dama

A éste le llamaba San Eulogio «antorcha del Espíritu Santo y luz de España», pero la Historia no decía nada de sus actos. A San Eulogio lo martirizan y matan los moros en Córdoba por su excesivo entusiasmo religioso. Benito, francés de nación, que le sucede en la silla, por no ser menos que sus antecesores, hace que la Virgen le baje otra casulla en una iglesia de su país antes de venir a Toledo.

Desprecían a los médicos, no les atienden, y se matan con estas bárbaras devociones, de las que esperan la salud. ¡Quién sabe si lo suyo es lo mejor! El mal es invencible, y la ciencia puede contra él tanto como la fe. A veces, menos aún... ¡Y pensar que reímos y gozamos mientras el mal pasa por nuestro lado rozándonos sin ser visto!...

Cuidados agenos matan al asno, y nadie lo es más que quien se mezcla en censurar los vicios de los otros, cuando sólo le ha faltado la ocasión para caer en ellos, o cuando, si en ellos no ha caído, se lo debe a su ignorancia, mal gusto y rustiqueza. Las manos me puse en los oídos para no oír semejantes blasfemias en boca de aquel sabio admirable.

Y por vuestra vida, aprended también á disparar formando curva, pues aunque de ordinario la flecha va derecha al blanco, os hallaréis muchas veces atacando á gentes parapetadas tras las almenas ó en lo alto de una torre, ó á enemigos que ocultan pecho y cara con el escudo y á quienes sólo matan las flechas que les caen del cielo.

La gente de guerra toma descubiertamente las armas contra los Griegos, y en diferentes partes del Imperio se matan los Catalanes y Aragoneses. La gente de guerra que estaba con Berenguer de Entenza y Rocafort, les pareció tentar el último medio para que Andronico les pagase.

«; burlarse de ellosPep lo afirmaba con tristeza. «¿Qué había sido lo de la noche de la tormenta? ¿Qué capricho había impulsado al señor a presentarse en pleno cortejo, sentándose al lado de Margalida como si fuese un pretendiente?...» ¡Ah, don Jaime! Los festeigs son cosa seria: por ellos se matan los hombres.