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Actualizado: 22 de julio de 2025
Honor al que en las filas Peleando como bueno, Consagre á sus hermanos La vida en oblacion! La palma del martirio Circundará su frente, Que de los hombres libres Tendrá la bendicion! El fuego y el acero Llevamos en las manos, Lidiemos con denuedo, Caigamos con valor, Y antes que ver la patria Revuelta por el fango, En pálidas cenizas Salvemos el honor.
Lo que está bien, muy bien, y ya ves como lo bueno se te alaba, es que en público mantengas el severo continente que merece no menos elogios del público que tu palmito y buen talle. Sí, hija mía interrumpió doña Águeda . Es necesario sacar partido de los dones que el Señor ha prodigado en ti a manos llenas. Ana se moría de vergüenza. Estos elogios eran el mayor martirio.
Cuando la operación se practica en las deliciosas horas de la mañana, los pobres bogas saltan de contento; pero, repetida durante el día con frecuencia, en aquella atmósfera candescente, bajo un sol de que en nuestras regiones es difícil formar idea, constituye un martirio real. Una larga plancha une al buque con la orilla, a guisa de puente.
No pensó en dormir aquella noche, y anhelaba que viniese el día para marcharse, porque el sentir la voz doliente de su marido producíale atroz martirio. Habría dado diez años de su vida porque lo que pasó no hubiera pasado. Pero ya que no lo podía remediar, ¡ojalá que las heridas de Maxi fuesen de poca importancia!
De Pedro por haberse hecho la ceremonia en el dia que celebra la iglesia el martirio del Apóstol San Pedro, i de Alfonso á causa de haber tenido por padrino al rei don Alfonso VI en Leon i I.º en Castilla.
Entrando, el primer altar de la izquierda, un cuadro inimitable del gran Ticiano; representa el martirio de San Lorenzo, obra maestra, como todo lo que brotó de su inspirada paleta.
La imagen de la acequia que á poca distancia arrastraba su caudal murmurante para otros, era para él un martirio. Enfurecíale que la vida pasase junto á su puerta sin poder aprovecharla, porque así lo querían las leyes. De repente se levantó, como hombre que adopta una resolución y para cumplirla lo atropella todo: ¡A regar! ¡á regar!
Llegad en torno mio, Venid, sombras nocturnas, Y alzad con poderío Las cinerarias urnas, Cubiertas con el lirio Que consagró el martirio: Alzad, sombras, alzad! Bañadlas con el llanto Del pueblo que suspira, Y el ardoroso canto Que se alce con mi lira, Por todo el hemisferio Libre del cautiverio. Llevad, sombras, llevad!
En realidad, un secreto es un pequeño martirio, un pequeño cilicio, un leve hormigueo de la memoria, una ligera y constante inquietud del espíritu. En medio de la multiplicación de nuestras ideas, de sus vuelos y revuelos, de nuestros anhelos diarios, de nuestros quehaceres, de nuestras tristezas y alegrías, el secreto está clavado en nuestro cerebro, ocupando una gran parte de su actividad.
Hubiesen querido, aun a costa de su vida, devolverle la salud. Luna, arrastrado por el entusiasmo, había acabado por relatarles su vida y sus sufrimientos. El prestigio del martirio vino a hacer más ardoroso el fervor de aquella gente. Su apocamiento de hombres sedentarios, tranquilos y seguros dentro de la catedral, admiraba las aventuras y los tormentos de aquel luchador.
Palabra del Dia
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