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Actualizado: 14 de julio de 2025
Tenemos en España muchos parientes condes y duques; un tío mío que se ocupaba de estas cosas mantenía correspondencia con ellos. Había reunido papeles antiguos de la familia; pero con las revoluciones y el haber venido a menos, se olvidan estas cosas. Allá todavía nos llaman «los marqueses». Cuando usted venga a Salta, verá en la puerta de nuestra casa un escudo de piedra.
Habían pasado ante los casinos, donde estaban los ricos, los verdaderos enemigos, sin ocurrírseles más que dar voces, temiendo romper los cristales que eran su única defensa. Sólo servían para asesinar a un niño, a un trabajador como ellos, a un pobre zagal de escritorio, que ganaba dos pesetas y tal vez mantenía a su madre.
Pero Velázquez, ó por temor á compromisos, ó por cálculo, ó por la situación especial en que la amistad con Pontes le colocaba, no llegó á declararse abiertamente. Se mantenía en actitud equívoca. Cuando se hallaban solos la dejaba ver lo mucho que le gustaba, pero siempre con la salida abierta para retirarse en cuanto le conviniese. En presencia de gente seguía tratándola como antes.
Percibíase ya el bulto de la Bella-Paula a simple vista, y además otros dos o tres puntitos negros cerca de ella, que cambiaban a menudo de sitio. Eran la lancha del práctico y los botes auxiliares para tirar del barco cuando fuese necesario. Como el viento no soplaba apenas, la corbeta mantenía izadas todas las velas.
El sueldo con que en el colegio remuneraban sus buenos oficios, no pasaba de veinte duros mensuales; y como no se le conocía otro, pues no había podido recabar retiro, según se decía, a causa de sus peligrosas opiniones, teníase por seguro que con las cien pesetas se mantenía a sí y a su familia; el cómo no he de decirlo ahora, aunque bien lo sé; lo reservo para otra ocasión.
Aquella tierra era la del vino, y Salvatierra, con su frialdad de sobrio, maldecía la influencia que ejercía sobre la gente el veneno alcohólico, transmitiéndose de generación en generación. La bodega era la moderna fortaleza feudal que mantenía a las masas en la servidumbre y la abyección.
Pero don Germán era enemigo de ellas; las dejaba a su esposa y a los convidados; él se mantenía de verduras, judías, huevos y tal cual trozo de carne asada. Aquella alimentación primitiva servía para embromarle y armar algazara. Sobre todo lo que despertaba siempre más risa era verle comer a puñados el maíz cocido, costumbre adquirida en América.
11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su altura llegaba hasta el cielo, y su vista hasta el cabo de toda la tierra. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y toda carne se mantenía de él. 13 Veía en las visiones de mi cabeza en mi cama, y he aquí que un centinela y santo descendía del cielo.
Mientras tanto, Elena y Watson marchaban lentamente á caballo por la orilla del río. Ella mantenía cogida una mano de él, hablándole afectuosamente, con una expresión maternal.
El dolor los mantenía como alejados de sus cuerpos, sordos a sus sensaciones, insensibles a toda impresión externa. Avanzaban lentamente, por una calle inmediata al paseo, las rojas linternas de un coche de alquiler. Llámalo dijo ella con resolución, incorporándose . Acabemos pronto; esto no puede durar más tiempo... Mejor que nos separemos aquí.
Palabra del Dia
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