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Actualizado: 21 de mayo de 2025


Es cierto confesó Atilio . En los juegos es donde se muestra la debilidad humana y la tendencia que tenemos á la superstición. ¡Qué de manías, como si el pasado pudiera influir en el presente!... ¡Qué de inútiles esfuerzos para domar á la suerte!... Se han derrochado más tesoros de imaginación para inventar nuevos sistemas de juego que para encontrar el movimiento perpetuo, y con igual inutilidad.

No había podido conseguirlo. «¿Qué quieres? decía don Braulio . Manías del señor mayor. Así iba yo cuando muchacho, y no quiero variar. Así te enamoré; así me quisiste; así te casaste conmigoDoña Beatriz no sabía al cabo qué responder; se callaba, y dejaba ir a don Braulio como le daba la gana.

Hallaba gracia en sus palabras, en sus gestos, en sus manías y hasta en la terquedad que la caracterizaba. La misma limitación de su inteligencia y su falta absoluta de instrucción, pues sólo sabía á duras penas leer, servían de alicientes para su amor. «Es una niña» se decía mirándola con ojos paternales, cuando salía algún gracioso disparate de su boca. «Hace el bien y el mal sin darse cuenta.

El cual no se dio cuenta de aquella caída brusca desde las grandezas de pensionista a la humildad del asilado. El patio es estrecho. Se codean demasiado los enfermos, simulando a veces la existencia de un bendito sentimiento que rarísima vez habita en los manicomios: la amistad. Aquello parece a veces una Bolsa de contratación de manías. Hay demanda y oferta de desatinos. Se miran sin verse.

Así, el Magistral conocía los deslices, las manías, los vicios y hasta los crímenes a veces, de muchos señores vetustenses que no confesaban con él o no confesaban con nadie.

Figúrate que cuando va de viaje y en alguna casa le ponen sábanas con guarnición, tiene la paciencia de deshacer la cama para meter los encajes debajo del colchón..., a los pies... A tampoco me gustan, pero si me las ponen, me conformo... Papá tiene muchas manías: todas las noches se ha de quedar dormido con el cigarro en la boca... Yo ando cerca de su cuarto dando vueltas hasta que observo que se duerme, y entonces entro muy despacito, le quito el cigarro de la boca y apago la luz... ¡No tires tanto, que ya me duelen los brazos!... La verdad es que te obligo a hacer unas cosas bien impropias de un militar, ¿no es verdad?

Por estas cosas del Tarumbo, cuando su mujer estaba sana le golpeaba casi a diario, y hoy que no puede hacer lo mismo, le dice a cada instante los mayores improperios, los cuales sufre él con igual resignación que los golpes de otras veces; porque, en medio de todo, es un bendito, y por eso no sabe uno si compadecerle o si reírse de sus manías.

Se le calculaba una fortuna de más de cien mil duros, y sin embargo vivía como un hurón en la gran casa heredada de su padre, sin otra compañía que una vieja criada, y arrastrando su fastidio por los talleres abandonados, que parecían cementerios. Tenía manías, y la más principal era combatir la debilidad de la vejez con un régimen de continua actividad.

Un yerno empingorotado fue desde entonces anhelo perenne del antiguo lonjista. Ni eran estas las únicas flaquezas y manías del señor Joaquín. Otras tuvo, que descubriremos sin miramientos de ninguna especie.

Don Víctor alborotaba pocas veces; pero si se tocaba a los cacharros de su museo, como él llamaba aquella exposición permanente de manías, se transformaba en un Segismundo. En efecto, sin darse cuenta de ello, comenzó a parodiar a Perales a quien acababa de ver dando patadas en la escena y gritando como un energúmeno.

Palabra del Dia

bagani

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