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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Sí, hija mía, le conozco y me da mucha lástima... Bastante se ha hecho en la casa por aliviar sus penas y combatir sus manías... Pero Dios no ha querido. Contra
Fué siempre su humor caprichoso y fantástico y por él se había dejado arrastrar á simpatías injustificadas y á antipatías más injustificadas aún que ocasionaran no pocos disgustos en la casa. Pero con la edad, pues era ya un viejo can, este humor se había exacerbado de modo increíble. Sus manías se habían convertido en verdaderas chocheces. En el pueblo se murmuraba bastante de él.
Pero con todo eso atendía a la plática y no perdía la ocasión de mostrarse ingenioso, incisivo y dominar a los demás por su donaire. Abandonada la filosofía, se había entrado en el terreno de las personalidades. Se trajo a cuento los defectos, las manías y ridiculeces de las personas conocidas de la alta sociedad.
Pero a este pudor se añadía en Marta la vergüenza de que se descubriesen sus manías infantiles y obstinadas como la del lustre, la de colocar los frascos del tocador con cierta simetría propia de un altar y otras tales que servían a los suyos para embromarla a la hora de comer. Por esto se empeñaba en hacerle salir tirando con fuerza de él.
La señora Eusebia protestaba. ¡Rica ella!... Mentiras de las gentes; invenciones de Coleta y otros borrachos; manías del tío Polo, que la buscaba por esto desde que quedó viuda, y ya llevaba muertas cuatro mujeres, proponiéndole a ella que fuese la quinta. Era una pobre; no tenía nada.
Miguel Fedor encontró dos veces á Alicia en el palacio Lubimoff. Ella no sentía el miedo de su madre, y hasta consideraba muy originales é interesantes las manías de la princesa. Cuando la visitaba, en tardes de aburrimiento, parecía creer en su velador y en sus protegidos de gestos misteriosos.
Don Matías tenía sus manías; por ejemplo, ir siempre tarde a comer para demostrar que los muchos trabajos no le permitían ser puntual. Don Matías solía estar en su despacho con su gorro y su bata, cuando no andaba por el almacén, por entre hileras de sacos y de cajas, dando órdenes o paseando con las manos cruzadas en la espalda.
Palabra del Dia
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