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Actualizado: 21 de junio de 2025
Vivía entregada en absoluto a la devoción, pero a una devoción caprichosa, fantástica, en nada parecida a la que practican las almas verdaderamente místicas. Toda su vida había dado señales de un humor excéntrico, mas desde la muerte del conde se había pronunciado tanto que bien podían tomarse sus excentricidades como manías, y no de las más leves.
Yo deseo tanto que se le quiten de la cabeza esas manías.... Antes era muy bueno para mí, y estaba muy alegre.... Yo era muy niña entonces. Antes era muy bueno. ¿Y ahora no lo es? Sí; pero ahora.... Como tiene tantas cosas en qué pensar.... ¿Y desde cuando ha variado? Hace mucho tiempo, cuando hubo muchos alborotos y dijeron que iban á matar á ... ¿al Rey?... no sé á quién.
A más, sus hábitos se han modificado sensiblemente. La señora de Laroque ha echado á un lado su brasero, su garita, y todas sus inocentes manías de criolla; se levanta á una hora fabulosa y se instala desde la aurora con Margarita delante de la mesa de trabajo.
Entonces, de repente, entre la espesa bruma de temores y perplejidades que envolvía la mente de Jacobo como una cerrazón del océano, paralizando su natural audacia, brotó un punto luminoso... El tío Frasquito era rico, influyente, tenía entrada en todas partes, y aquella ridícula aventura le ponía en su poder atado de pies y manos, dadas las femeniles manías del presumido viejo.
=B.= Afecciones del sistema nervioso. Manías. Parálisis. Espasmos. Neuralgias.
Había adquirido varias manías, entre otras, la de las categorías y la de las fechas. Consistía la primera en hacer cierta especie de selección de mis días todos semejantes al parecer y sin ningún incidente notable que pudiera hacerlos mejores ni peores, y clasificarlos, según su mérito.
Sólo de vez en cuando entregaba á éste en silencio algún dinero. En silencio también lo recibía su cuñado y lo entregaba después á quien iba destinado. La compañía de su sobrinita María, que comenzó á pasar largas temporadas en Oviedo y por último casi vino á vivir enteramente, alegró aquella casa sepulcral. La niña parecía tenerles amor y acomodarse bien á sus costumbres y manías.
Andando el tiempo el temperamento recobró sus derechos, cayó de nuevo en sus manías pueriles, en su impresionabilidad femenil, al paso que ella se crecía descubriendo un temperamento firme, equilibrado y recto. No le costó mucho trabajo a Clementina someter, fascinar enteramente al joven naturalista.
El médico va de uno a otro, interrogándoles, contemporizando graciosamente con las manías de ellos, sin dejar de hacer objeciones discretas a cada una.
Estaba seguro de haber oído hablar más de una vez en su casa de la marquesa de Montálvez, no recordaba si para bien o si para mal, ni con qué motivo, porque no se fijaba nunca en el tema de las conversaciones que no le interesaban probablemente sería para mal, porque, para bien, jamás tomaba en boca su madre el nombre de ninguna señorona. Manías sin importancia de la pobre mujer.
Palabra del Dia
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