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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Ni un instante me detuve a reflexionar sobre aquel plan que era detestable, malvado, odioso. La asediaba con mil capciosidades. Tratándose de personas que nos conocíamos muy a fondos nos bastaba para entendernos sólo media palabra; pero yo aun añadía una más precisa. Caminábamos sobre un terreno sembrado de artimañas y yo tendía una más a cada paso.
De aquesta libertad y gran soltura El Limense Concilio fué informado: Queriendo reformar esta locura, Y abuso tan pestifero y malvado, Publica con rigor una censura Só pena de la cual les fué mandado, A las damas sus rostros descubriesen, A al menos á las fiestas no saliesen.
Este malvado y perro como artero, A todos los mas indios comarcanos Los trae á su opinion al retortero: Y como son los indios tan livianos, Y el pica su poquillo en hechicero, Donde el pone los pies ponen las manos: De suerte que si quiere hacer la guerra, Al punto le vereis juntar la tierra.
¡Póngase usted fuera de mi alcance! exclamé; sin embargo, un momento después la audacia misma de aquel malvado me hizo reír. ¿Es decir, que usted haría traición al Duque? pregunté. Por toda respuesta aplicó a Miguel un epíteto que no merecía, pues era el Duque hijo de una unión legal, aunque morganática, y añadió en tono confidencial: Me estorba. ¿Comprende usted? Es un bruto celoso.
No señora. No tengo valor para tanto. Además, tiemblo al pensar lo que ocurriría en esta casa si yo hablase. ¿Qué pensaría mi pobre Andresito? ¿Qué diría don Eugenio, que es la honradez personificada? Y la verdad es que debía hablar a mi marido para abrirle los ojos, pues aunque resulte un malvado en casa, es un tonto fuera de ella. Esa mujer le engaña y se burla de él.
Los otros tontos, los que creían que Guimarán era ateo de puro malvado y de puro sabio, mirarían aquella conquista como cosa muy seria, como una ganancia de incalculable valor para la Iglesia.
La carta abierta, que llevaba la firma de Amaranta, decía así, después de las fórmulas de encabezamiento: «¿Eres un malvado o un desgraciado? En verdad no sé qué creer, pues de tu conducta todo puede deducirse.
«Caballero respondió el malvado pollito : hartas veces se ha divertido usted conmigo, empujándome por detrás y abriéndome la cola, a guisa de abanico, para que se mofaran de mí todos los que me veían. No, amigo; a cada puerco le llega su San Martín; y a más ver, señor farsante.» Esto dijo, cantó tres veces con voz clara, y pavoneándose muy hueco, siguió su camino.
La máxima perniciosa, que se propone nada ménos que asegurar el acierto con la malignidad del juicio, es tan contraria á la caridad cristiana, como á la sana razon. En efecto: la experiencia nos enseña que el hombre mas mentiroso dice mucho mayor número de verdades que de mentiras, y que el mas malvado hace muchas mas acciones buenas ó indiferentes que malas.
Con diez ú once canoas esquifadas La vuelta dá el malvado, procurando Que no esten las personas recatadas, Mas antes las ocupa rescatando. No quiero referir, pues, cuan turbadas Lo estaban, segun supe, y cuan temblando: Mas con todo se dieron tanta maña, Que no quajó el cartero su maraña.
Palabra del Dia
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