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Actualizado: 23 de julio de 2025


Comió, si no con gran placer, al menos sin hacer ningún asco, mientras el mayordomo la contemplaba fijamente con expresión triunfal. El Canelo participó también del festín, y bien lo tenía ganado, pues por milagro no se le desprendió el rabo á fuerza de menearlo. Vamos, vamos, que ya es hora de ir llegando á la fiesta. Y otra vez emprendieron la marcha, alargando el paso.

Esperimentóse la misma tragedia en el pueblo de Caracoto, provincia de Sicasica, donde la sangre de los españoles, derramada en la iglesia, llegó á cubrir los tobillos de los sacrilegos agresores: en el de Tapacari provincia de Cochabamba tuvieron igual suerte los que la habitaban: llegando la crueldad de los rebeldes á tanto exceso, que quisieron enterrar vivas á las mugeres españolas, para lo que tenian ya abierto un hoyo en la plaza, capaz de enterrarlas á todas.

Hubo gaudeamus, ¿verdad? preguntó por lo bajo. D. Joaquín negó descaradamente. Unos tras otros fueron llegando Consejero, Cándida, D.ª Filomena, el P. Melchor, Marcelina y, en suma, casi todos los tertulianos habituales. Formáronse pronto los grupos de siempre, se disgregaron los elementos de aquella sociedad, operándose en ella el fenómeno químico de las afinidades electivas.

Una o dos veces por semana venían a visitar a su prima Beatriz, llegando por los caminos como demonios a todo lo que daban sus rocines, y seguidos, de muy lejos, por un ayo que taloneaba rabiosamente la mula entre la blanca polvareda.

Pronto irán llegando por su orden los que vienen hoy a verte. Tus siervos los detendrán en la antesala. Yo los conduciré luego hasta ti. PROCLO. Aunque Marciano profesa la religión de Cristo, es muy amigo mío y se parece a en muchas cosas. Ama a la virgen emperatriz Pulqueria, como yo amo a la hija de Plutarco.

Poco a poco fueron llegando los del zaguanete, los leales, el mayordomo y el pasante del colegio Platónico, dos alumnos espigados del Greco-Latino y el lavandero, la guardia negra del camarero Fariñas, etc., etc., todos provistos asimismo de iguales razones contundentes que su digno jefe.

El profesor temía las escaleras y las cuestas á causa de su obesidad de sedentario dedicado á los estudios; pero, á pesar de esto, acometía valerosamente cualquiera de las rampas en torno á las patas de la mesa, llegando arriba congestionado y jadeante, con su honorífico gorro en una mano, mientras se limpiaba con la otra el sudor de la frente, echando atrás la húmeda melena.

5 Se levantaron, pues, en el principio de la noche, para irse al campamento de los siros; y llegando a las primeras estancias de los siros, no había allí hombre.

32 Y cuando ellos entraron en el barco, el viento reposó. 33 Entonces los que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. 34 Y llegando al otro lado, vinieron a la tierra de Genezaret. 35 Cuando le conocieron los varones de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos;

Parécense estos á los cazadores, que no llegando á saber cazar las aves y bestias útiles para el mantenimiento del hombre, se emplean en cazar ratones, ó tal vez se hacen cazadores de moscas.

Palabra del Dia

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