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Actualizado: 13 de junio de 2025


Con miradas no más expresó Nina su lástima del pobre ciego, su decisión de no abandonarle, y su conformidad con todas las calamidades que quisiera enviarle Dios. Y en esto, Antonio Zapata, que a su casa volvía, vio a su mujer en el grupo; llegose a ella presuroso, y enterado de lo que hablaban, aconsejó a Benina que llevara al moro a la consulta de enfermedades dermatológicas en San Juan de Dios.

Llegóse, en fin, el día que Andrés Caballero se apareció una mañana en el primer lugar de su aparecimiento, sobre una mula de alquiler, sin criado alguno; halló en él a Preciosa y a su abuela, de las cuales conocido, le recibieron con mucho gusto. El les dijo que le guiasen al rancho antes que entrase el día y con él se descubriesen las señas que llevaba, si acaso le buscasen.

Llegose un instante a su gabinete, pensando en la visita que aquel día esperaba, pero el interés de este asunto no le hizo olvidar los suyos propios, y sin quitarse el manto, volvió a salir y fue al despacho de su sobrino. «¿Se puedepreguntó abriendo suavemente la puerta.

Llegose en esto á disimulado Un mi amigo, llamado Promontorio, Mancebo en dias, pero gran soldado. Creció la admiracion viendo notorio Y palpable, que en Napoles estaba, Espanto á los pasados acesorio. Mi amigo tiernamente me abrazaba, Y con tenerme entre sus brazos, dixo: Que del estar yo alli mucho dudaba. Llamóme padre, y yo llamele hijo.

Reconociéndome al punto, llegose a , y con la mayor afabilidad me saludó y felicitó por mi rápido adelantamiento en la carrera de las armas, de que ya tenía noticias. No nos habíamos visto desde mi aventura famosa en el palacio del Pardo. Yo le encontré bastante desfigurado, sin duda por recientes enfermedades y molestias.

Soltaron ellas la risa, creyendo que había tropezado; pero al ver que no se movía, acudieron; llegose también el sereno, le echó a la cara la linterna, y entonces vieron que tenía un ataque. Húrgale por aquí, húrgale por allá, y el buen señor como cuerpo difunto.

-Ya yo he dicho -le respondieron- que yo no juzgo de deseos, pero, con todo eso, te decir que los que tu hijo tiene son de enterrarte. -Eso es -dijo el caballero-: lo que veo por los ojos, con el dedo lo señalo. Y no preguntó más. Llegóse la mujer de don Antonio, y dijo: -Yo no , cabeza, qué preguntarte; sólo querría saber de ti si gozaré muchos años de buen marido.

Matúveme en el ministerio de la conversion, á que se me habia destinado en dicho pueblo de San Bernardo, hasta el 26 de Enero; en cuyo dia salí conduciendo en mi canoa, con mis prácticos y remeros, al Comandante General, y siete de sus oficiales, al pueblo de los Mocobíes de Dolores de Santiago: nos dimos á la vela el referido dia, como á las 11: el rio vueltas de N. á S. Como á las cuatro leguas á la parte del N habia una rancheria: manifestáronse algunos indios, mas ninguno llegóse junto á la canoa.

Sonó entre la niebla un tiro, y el señorito Octavio se desplomó sobre la tierra con la cara mirando al cielo. Oyóse inmediatamente un segundo disparo, y la condesa vino á caer de bruces sobre él, cual si fuese á hacerle una caricia. El conde surgió de la nube al instante. Llegóse á los cadáveres y con un pequeño esfuerzo los hizo rodar por la pendiente de la Peña. La niebla los tapó en seguida.

Llegóse en esto el día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó y esperezóse, sacudiéndose y estirándose los perezosos miembros; miró el destrozo que habían hecho los puercos en su repostería, y maldijo la piara y aun más adelante.

Palabra del Dia

cabalgaría

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