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Actualizado: 10 de mayo de 2025


Su único consuelo era pensar en el chasco que se llevaría el pícaro ladrón. Cristela sabía, pues, que si su padre la amenazaba pegarle con el cetro de oro macizo, es porque se hallaba dispuesto, no precisamente a pegarle, pero a tomar una resolución extrema. La resolución sería casarla con el primer príncipe que llamara a la puerta del palacio en una noche de lluvia, pidiendo alojamiento...

Mira, hija, yo te quiero mucho, y como señora tuya y amiga te aconsejo que le hables clarito, que le cuentes tus faltas y caídas. Así el buen señor no se llamará a engaño, si andando el tiempo descubre lo que ahora le ocultaras. No, Nina, no; hija mía, dile todo, aunque se te ponga la cara muy colorada, y se te congestione la verruga que llevas en la frente.

Tres días de reyertas y cabildeos nos costó antes de que nuestro capitán nos llamara para recibir y conducir las talegas que contenían las doblas de oro. Yo he creído siempre que hubiéramos salido mejor librados saqueando el palacio del Papa, pero los jefes ingleses se opusieron á ello.

Ignoro si esto que y puntualmente refiero llamará la atención de mis lectores; pero lo que les ha de causar sorpresa, ¡qué digo sorpresa!, asombro grandísimo, es el saber que me atreví a desafiar las iras del licenciado Lobo, del mismo Lobo de marras, no vacilando en arriesgarlo todo por esclarecer lo que tan hondamente me inquietaba.

..., ¿para qué? repetía desde su silla con voz de sepulcro doña Ramona, que, si ya no se llamara la Esfinge, hubiera habido que llamárselo desde entonces, al verla tiesa, pálida, inmóvil y misteriosa, clavada en su asiento como escultura egipcia en su pedestal.

Pensando de este modo, había llegado a la casa de su querida, y en el momento de poner la mano en el llamador, un hecho extraño cortó bruscamente el hilo de sus ideas. Antes de que llamara, se abrió la puerta, dando paso a un señor mayor, de muy buena presencia, el cual salió, saludando a Santa Cruz con una cortés inclinación de cabeza. La misma Fortunata le había abierto la puerta y le despedía.

Si no estuviese aquí, donde todo el mundo me conoce, las extravagancias de esa muchacha no dejarían de divertirme.... ¿La ve usted aplaudiendo a rabiar al del brindis? ¿Cómo se llamará ese ciudadano? Parece el Oroveso de Norma. Psh... mañana lo sabremos. Revolución y reacción mano a mano

Y fue un milagro de Dios que no nos oyera lo más de ello, porque con el obstinado empeño que yo tenía en que había de haber algo entre Lita y el médico, estuve verdaderamente pesado y machacón en ciertos pasajes del diálogo; particularmente durante las escapadas de Mari Pepa a la alcoba, porque había tosido mi tío o se creía que había llamado... o para ver si necesitaba alguna cosa, sin que tosiera ni llamara.

Y sin embargo, hubo público bobalicón que llamara a la escena al asesino poeta y que, en vez de tirarle los bancos a la cabeza, le arrojara coronitas de laurel hechizo. Verdad es que, por esos tiempos, no era yo el único malaventurado que con fenomenales producciones desacreditaba el teatro nacional, ilustrado por las buenas comedias de Pardo y de Segura.

Confesábase un gitano, ladrón empedernido y díjole el cura: ¿Qué harías, infeliz, si el Juez Supremo te llamara ahora al juicio? ¿Pues qué había de jacer?... ¡No dir!...

Palabra del Dia

bagani

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