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Actualizado: 3 de junio de 2025
Ellos realizaron hace docenas de siglos lo que usted y yo buscamos ahora. Iban a la conquista del Vellocino de Oro, lo mismo que nosotros, argonautas con pantalones, al meternos en este buque... Y cuando el navío Argos estaba a punto de zarpar, el primero que saltó en él con la lira a cuestas fue Orfeo, el divino cantor, el primero de los poetas conocidos.
En la lira femenina el cordaje más melodioso pertenece a Adelina Gurrea, toda sentimiento y emoción. Y asombrárase el leyente de que no haya aparecido todavía el nombre del doctor Rizal, cuya soberana poesía Ultimo Adiós ha recorrido el orbe. Sí, Rizal fué poeta; pero secundariamente.
Con suave arrullo o con feroz empuje, como la lira acaso del poeta, el mar, o canta o ruje, y en su canción o en su rugido inquieta finge la mente del absorto vate recuerdos de un ayer que va pasando, de su lira en las cuerdas evocando los "gritos del combate".
Inútil es añadir que recoje bastantes esbancigas, moneda austríaca que allí circula, del valor de una lira italiana. Ya que por incidencia he hablado de las venecianas, bueno será decir que son arrogantemente hermosas: las mujeres mas bellas que he encontrado en todos mis viajes.
Un verdadero dispendio: una lira por persona; ¡pero cuando se aspira á casarse con una millonaria!... Mina tuvo que aguardar en la puerta unos minutos, mientras su enamorado tomaba los billetes, parlamentando largamente con el empleado de la taquilla. Llegó á sospechar si estaría pidiendo una reducción en el precio, por ser dos los billetes comprados. Un cartel de colores distrajo su atención.
Lira, que acortes la hambre, Entretanto que la estambre De mi vida corta el hado. Pero mi sangre vertida Y con este pan mezclada, Te ha de dar, mi dulce amada, Triste y amarga comida. Ves aqui el pan que guardaban Ochenta mil enemigos, Que cuesta de dos amigos Las vidas que mas amaban. Y porque lo entiendas cierto Y quanto tu amor merezco, Ya yo, señora, perezco, Y Leoncio ya está muerto.
Bendigo á Dios, que desde el alto cielo Al ver tu corazon envuelto en duelo, Un niño hizo nacer, Para que despertando á la alegría Sacase de mi lira una armonía Con sus dedos de leche y rosicler.
Esta es la lira dramática. En los versos citados pueden verse las combinaciones posibles de los cuatro primeros. No hay necesidad absoluta de que alternen los versos de tres y de cinco pies, y el poeta puede seguir otro sistema, aunque obligándose á no variarlo, una vez adoptado, en las demás estrofas. Cuídese, sin embargo, de no confundir la lira con la silva, como lo han hecho muchos escritores.
Hace dos mil quinientos años era ya famoso en Grecia el poema de la Ilíada. Unos dicen que lo compuso Homero, el poeta ciego de la barba de rizos, que andaba de pueblo en pueblo cantando sus versos al compás de la lira, como hacían los aedas de entonces. Otros dicen que no hubo Homero, sino que el poema lo fueron componiendo diferentes cantores.
Al reemplazar mis versos con mis versos Pienso que los dedico á la amistad, Y si en el cambio poco se adelanta En algo apreciareis la voluntad: Fueron los unos quejas de mi alma Que en horas solitarias exhalé, Al ensayar las cuerdas de la lira, Y entrar al mundo con incierto pié;
Palabra del Dia
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