Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 4 de junio de 2025


Los dientes mellados y negros, las cejas calvas, las pestañas pitañosas, los ojos tiernos, de mirada de lince, completaban su fisonomía.

Para Bonis, que siguió a su hijo hasta la margen del Jordán de mármol, todo tomó nueva vida, más intenso, armónico y poético sentido. Era que la música le ayudaba a entender, a penetrar el significado hondo de las cosas. El órgano, el órgano, le decía lo que él no acababa de explicarse. «Pues es claro; la Iglesia es un lince; ve largo; sabe ser madre».

No me acuerdo de ninguna cosa anterior a la época en que viniste a vivir a mi casa de la calle de Hernán Cortés. Ayer estuve todo el día preocupado con una idea, y es que yo fui un lince en Partida doble. , . ¿Pues creerás que trataba de recordar algo de esta ciencia sublime, madre de todas las demás ciencias, y no podía?...

El Mosco marchaba al frente, precedido de dos de sus perros, y Chispas cerraba la expedición. Podéis hablar; podéis fumar. Estamos aún en terreno seguro. Yo os diré cuando haya que ir con más ojos que un lince. Los dos neófitos marchaban tras los ligeros pasos del Mosco, el cual no cesaba de hablar.

Don Manuel no era ningún lince, pero afiliado platónicamente desde muchos años atrás al partido moderado puro, hecho a leer periódicos, conocía la rutina; y había tomado tan a contrapelo el chasco de González Bravo y la marcha de Isabel II, que se disparaba, poniéndose a dos dedos de ahogarse, cuando el sobrino, por molestarle, le contradecía, disculpaba a los revolucionarios, repetía las enormidades que la prensa y las lenguas de entonces propalaban contra la majestad caída, y aparentaba creerlas como artículo de fe.

No me ofendo; pero en vez de un memo se encuentra usted con un hombre franco que le dice: mi sobrina nada me importa. ¿Se ha casado? Vaya bendita de Dios. ¿No se ha casado y anda usted tras ella? Me es igual. Don Juan resolvió jugarse el todo por el todo, a lo menos en lo tocante a valerse de don Quintín, y apoyando los codos en el mantel, dijo: Es usted un lince y un hombre... leal.

Yo llamé á mi mujer, que se ponia ya el sombrero, y la dije lo que habia observado. Mi mujer miró; pero no es ningun lince en materia de vista, y no distinguió á la jóven que estaba detrás de los cristales.

Se me antoja que todos conocen la burla de que soy víctima, mi paciencia, mi amor mal pagado, y que van a reír al verme o van a escupirme a la cara. »Anoche llegó mi ridiculez a último extremo. »Ya no cabe la menor duda. Yo andaba en torno de mi casa, y cerca de las cuatro de la mañana vi que salía un hombre... misteriosamente... de allí. Tengo ojos de lince... le vi... era él.

Seguramente, si llegaba el día feliz y los candelabros no estaban en la consola ni los tornillos en las bonitas orejas de la dama, lo primero que notaría aquel lince sería la falta de estos objetos... ¡Horror daba el pensarlo!... Ved por dónde la propia felicidad engendraba una punzante pena, de tal suerte que la infeliz dama se hallaba en una perplejidad harto dolorosa.

A pesar de la familiaridad que las señoras de lugar tienen con sus criadas, Pepita nada había dejado traslucir a ninguna de las suyas. Sólo Antoñona, que era un lince para todo, y más aún para las cosas de su niña, había penetrado el misterio.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando