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Actualizado: 9 de junio de 2025
Dice Curopalates que estas tres dignidades no tienen particular ocupacion á que acudir, y que al César le llaman señor; palabra tenida por soberbia, y debida solo á Dios en los tiempos antiguos aún de los mismos Emperadores, pues leemos de Augusto, de Tiberio, y de algunos otros que jamás consintieron que les llamasen señores.
Cuando hoy leemos esos versos, la monotonía del ritmo, la violencia de las imágenes, la exaltación continua y cierta ingenuidad chocante con nuestro intelecto refinado, nos hacen admirar el entusiasmo de nuestros padres y atribuírlo simplemente a las circunstancias. Algo así sucede con Gutiérrez González, aunque sus versos se leen hoy y se leerán siempre con placer.
Estos triunfos no tardaban en ser propalados por el semanario del partido, que para aumentar la gloria del jefe y que los enemigos no le tachasen de parcialidad, comenzaba siempre: «Según leemos en la prensa de la capital»... ¡Qué muchacho! decían a doña Bernarda los curas de la población. ¡Qué pico de oro! Ya lo verá usted, será otro Manterola.
Tú eres la única que podrá leerlo, le dijo como encantada de su idea. Ellas ni siquiera saben que lo escribo. La que tiene un diario ya muy largo es Laura. Algún día que ella se descuide lo robamos y lo leemos juntas. Como a ella le han pasado muchas más cosas que a mí, y ha tenido una pasión y estuvo de novia... Dijo esto con cierto aire de pesar, como envidiosa de Laura.
Estoy en Saint-Point, en casa de mi hijo; leemos en familia, a Fenelón: dado el estado de nuestros espíritus, no pueden leerse otros libros que los que hablan de lo divino; todos los demás resultan vanos e insuficientes... ¿Qué haría yo sin mi Sofía? Ella se afana para llenar el vacío que han dejado las que se fueron.
Por mucho que las celebre Cervantes, y aunque esta parte del arte teatral, al representarse su Numancia, estuviese más adelantada, nada prueban sus afirmaciones, cuando, entre otras cosas, leemos en las notas escénicas de su tragedia, que ahora se rueda bajo el teatro, á uno y otro lado, un saco lleno de piedras, como si tronara.
Es de la mayor importancia adquirir un hábito de atender á lo que se estudia ó se hace; porque, si bien se observa, lo que nos falta á menudo no es la capacidad para entender lo que vemos, leemos ú oimos, sino la aplicacion del ánimo á aquello de que se trata.
Esta es sin duda la dificultad artística con que se habia tropezado al querer terminar el edificio en otras épocas anteriores, porque leemos que la construccion no habia pasado de las cornisas desde el tiempo del obispo D. Juan de Toledo, y esto nos induce á creer que el peligro de continuarla se veía única y esclusivamente en el embovedado.
Hago la misma solitaria vida bajo el mismo techo, envuelta en mi propia tristeza y leyendo en compañía de Alfonso, su esposa y mi Sofía, cuya educación no me da cuidado porque parece ya haber salido instruida y piadosa de la cuna. Leemos por las noches en compañía de mi esposo y mis hijos, junto al hogar, cuantos libros pueden alimentar sanamente el alma y el espíritu.
Me encuentro sola con mis cinco hijas, todas ellas fáciles de ser conducidas al bien. Nuestra vida aseméjase a la de un monasterio: por la mañana leemos en comunidad algo piadoso, luego estudiamos juntas la historia antigua; me agrada e interesa tanto como a las niñas.
Palabra del Dia
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