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Estos triunfos no tardaban en ser propalados por el semanario del partido, que para aumentar la gloria del jefe y que los enemigos no le tachasen de parcialidad, comenzaba siempre: «Según leemos en la prensa de la capital»... ¡Qué muchacho! decían a doña Bernarda los curas de la población. ¡Qué pico de oro! Ya lo verá usted, será otro Manterola.

Los diarios locales le darían entonces pormenores... Encontraría que lo ha mencionado el comisario, al pedir refuerzo de la policía local... En los archivos escolares habrá posiblemente algún parte del maestro explicando la batahola aquella que armaron sus discípulos con motivo del famoso capitán... Hasta se podía reconstruir su retrato físico con las caricaturas del semanario cómico...

En un semanario extranjero publicado en Manila se lee lo siguiente: "Puestos a buscar enemigos del progreso de los filipinos, los encontramos en cada timba, en cada cabaret; en la invasión pacífica de Japoneses en Filipinas; en el panguingue, en los juegos de billar, en la inmoralidad reinante en el teatro, en la novela, en el cinematógrafo y en la tarjeta postal; y sobre todo, en la escuela laica."

Love's Pilgrimage, de Beaumont y Fletcher, de Las dos doncellas. The chances, de los mismos, de La señora Cornelia. Como es interesante conocer las localidades en que han vivido famosos personajes, paréceme oportuno extractar algunas noticias de unos artículos excelentes sobre la topografía de Madrid, publicadas por Mesonero Romanos en El Semanario Pintoresco.

Después de esto ya podía volver con la aureola de diputado práctico, «celoso defensor de nuestros intereses materiales», como le titulaba el semanario de la localidad, órgano del partido.

Esta casa, según dice Mesonero Romanos, en el Semanario pintoresco de 1853, existía y existe hoy probablemente, con la misma distribución interior que tuvo cuando el gran poeta vivía en su cuarto principal, y, al visitarla, sorprende á todos por su modestia y casi por su pobreza, porque su superficie total es sólo de 849 pies, y la fachada de 17-1/2, con un solo balcón en cada piso á la calle Mayor; y cuando reflexionamos que aquel gran genio de la corte de Felipe IV, aquel capellán octogenario de los Reyes nuevos, el noble caballero de Santiago, el ídolo de la corte y del pueblo, subía los empinados peldaños de aquella estrecha escalera, y habitaba en el reducido espacio de esta pobre vivienda, en donde exhaló el último suspiro, sentimos respeto y admiración profunda hacia el inmortal dramaturgo, que, desde una morada tan modesta, difundió los rayos de su genio por todo el mundo civilizado.

Ríanse del traje en buena hora, que en cuanto sean despachados los mosquitos que zumban más allá del caño de Sancti-Petri, volveremos acá y haremos que los redactores del <i>Semanario Patriótico</i> se vistan de papel impreso, que es la moda francesa que más les cuadra.

Y como si sólo esperase ver cumplido el deseo del viejo Brull, que él no supo realizar, a los pocos días lanzó su última tos, sonaron quejumbrosamente todas las campanas de la ciudad, salió con una orla negra de a palmo el semanario del partido, y de todo el distrito llegó la gente como en procesión, para ver si el cadáver del poderoso don Ramón Brull, que sabía detener o acelerar el curso de la justicia en la tierra, se pudría lo mismo que los despojos de los demás hombres.

La única relación entablada voluntariamente con el partido era cuando cogía la pluma y fabricaba para el semanario algún artículo sobre «El Derecho y la Moral», o «La Libertad y la Fe», resabios de estudiante aprovechado y laborioso; largas tiradas de lugares comunes con fragmentos de lecciones de Metafísica, que nadie entendía y excitaban por lo mismo la admiración de los correligionarios, los cuales decían a Don Andrés guiñando los ojos: ¡Qué plumita! ¿eh?

Isidro había permanecido en casa todo el día, ocupado en escribir unas cuartillas, a diez céntimos, para aquel semanario social que reclamaba su colaboración con la misma intermitencia con que publicaba sus números. Feli sintiose atraída por el suceso, con esa curiosidad que despierta lo terrorífico en la imaginación femenil.