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Actualizado: 19 de junio de 2025
Ya que no pudo conseguir esto el buen cathecumeno, quiso que á lo menos en prenda de su promesa, le diese una pequeña cruz para traer al cuello y para muestra de otras que quería fabricasen sus vasallos, porque entendida la virtud de aquel santo Leño, quería ponerla en todas partes, para que por su respeto no osase el demonio causarles algún daño en la vida ó hacienda.
4 Y éste es el caso del homicida que ha de huir allí, y vivirá: el que hiriere a su prójimo por yerro, que no le tenía enemistad desde ayer ni anteayer; 5 y el que fue con su prójimo al monte a cortar leña, y poniendo fuerza con su mano en el hacha para cortar algún leño, saltó el hierro del cabo, y encontró a su prójimo, y murió; aquél huirá a una de estas ciudades, y vivirá.
Por mucha recreación que Caleb tuviese con sus locos pensamientos, al entrar por una alameda que sombreaba la senda por donde caminaba, le sacó de su cavilación una voz que de este modo iba cantando: Cada cual busca su igual: tal para cual, tal para cual, fortuna sentada adentro al saber que un necio llega, sin duda vendrá a mi encuentro; que el leño al leño se allega, y todo busca su centro.
Satisfecho el Genovés de su tio, y todos los demás del oro que se ganó, con que volvieron á Galípoli, y dieron á Ramon Montaner y á los demás la parte que les cupo, y de las reliquias le cupo por suerte el leño de la cruz, que sin duda hubiera llegado á estos reinos, si en Negroponte á vuelta de las demas hacienda no le robáran este gran tesoro.
Los Arupurés, habiendo oído el descarado atrevimiento de aquellos malvados, aunque no tenían noticia alguna de los misterios que se obraron en aquel Sagrado leño, llevaron mal aquella injuria, y aprobaron el castigo que de ellos había tomado el cielo. Descríbese el país y cualidades de los Manacicas, su religión y ritos de ella.
Quiso el Padre adelantarse y pasar adelante, para lo cual mandó á los indios que buscando un grueso leño fabricasen de él una canoa; y ellos, no muy lejos de allí, hallaron un árbol bien á propósito para el caso, el cual, dispuesto en forma de canoa y echado al agua, apenas los Chiquitos que entraron dentro habían aprestado los remos para vogar, cuando se volcó y aquellos pobres cayeron al agua, de donde con gran trabajo salieron diciendo: «Esto no es para nosotros.»
Nada absolutamente. Aquel descubrimiento fatal rasgaba el velo de la credulidad, desvanecía el optimismo del cariño; la madre aparecía a los ojos del hijo tal como era, con toda su fealdad moral; y Juanito pensaba con rabia en su antiguo ídolo como el devoto que pierde la fe, y en la imagen milagrosa que antes le arrancaba lágrimas de emoción ve sólo un miserable leño. ¿Por qué había nacido del vientre de aquella mujer? ¿No podía tener una madre como lo son todas?
Después de dar algunos paseos por la estancia, hasta enfriarse, volvía junto a las llamas y se extasiaba contemplando otra vez las lenguas rojas de azulada punta, las quemadas astillas que caían del consumido leño con murmullo de hojas secas, y languidecían luego en la ceniza durmiéndose. Comía poco. No leía nada, y su única distracción era tirar al florete con su hermano.
Te amo tanto, que por un cabello tuyo daría cien vidas si las tuviera. El conde pronunció las últimas palabras con una pasión que nadie sospecharía en su temperamento impasible. La bella extranjera sonrió como una diosa que percibe el olor del incienso. Se levantó para añadir un leño al fuego y vino luego á sentarse sobre las rodillas del conde con el silencio y la delicadeza de una gata.
Despertó cuando ya era de día. Al encontrarse vestido, se acordó, y tratándose mentalmente de marmota y leño, pensó si ya estaría en el mundo el nuevo Moscoso. Bajó apresurado, frotándose los párpados, medio aturdido aún. En la antesala de la cocina se dio de manos a boca con Máximo Juncal, el médico de Cebre, con bufanda de lana gris arrollada al cuello, chaquetón de paño pardo, botas y espuelas.
Palabra del Dia
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