Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de julio de 2025
No recuerdo exactamente más que una escena: una tarde de verano Roberto había cogido a Marta por sus rubias trenzas, y riéndose y gritando corría tras de ella por el patio, por la casa y por el jardín. ¿Qué es lo que le haces a Marta, bribonzuelo? le gritó papá. Me ha hecho una travesura respondió él, sin soltarla, mientras ella continuaba gritando.
Cuando estoy desocupado paso este día en Saint-Point con el mayor recogimiento, lo más cerca posible del pequeño cementerio del pueblo, con el cual comunica una puerta falsa de mi jardín.
Y después añadió en voz más baja , cuando por medio de una flecha echaste una escala de seda en este jardín... ¡cómo temblaba mi mano al atarla al tronco de esa palmera! Mi mano temblaba también, Rosita.
Pues, hombre, Curra... La Villamelona. ¿No sabes?... Diógenes le ha puesto ese nombre desde que le dio por fumar en pipa, en un narghilé precioso que le regaló el embajador de Marruecos... Es una mona famosa que hay en el jardín zoológico de Londres yo la he visto y fuma en pipa con una gracia y unos mohínes que recuerdan a Curra por completo.
En las profundidades de la espesura, sobre el límite del jardín, en los cerezos blancos, en las alheñas en flor, en los tilos cargados de aromosos ramos, toda la noche durante aquellas largas noches en que yo dormía poco, cuando brillaba la luna o a veces caía la lluvia, lenta, caliente, silenciosa, como lágrimas de gozo, para mi delicia y mi tormento gorjeaban o no los ruiseñores.
Creo que donde quiera que un jardín Zoológico figure como ornamento de una sociedad y testimonio de las conquistas del hombre sobre la naturaleza, la moralidad recibirá un gran servicio, y la enseñanza de la beneficencia y la dulzura tendrá fecundos resultados.
-No, señor -respondió Sancho-, pero oí decir que ninguno pasaba de los cuernos de la luna. No quisieron preguntarle más de su viaje, porque les pareció que llevaba Sancho hilo de pasearse por todos los cielos, y dar nuevas de cuanto allá pasaba, sin haberse movido del jardín.
No; aquí no dijo con un mohín de contrariedad . ¡Qué idea habernos citado en este sitio! Fueron á sentarse en las sillas de hierro, al amparo de un grupo de plantas, pero ella se levantó inmediatamente. Podían verla los que transitaban por el bulevar con sólo que volviesen los ojos hacia el jardín.
Después de 1850 desaparecieron las fuentes que en el centro de la Alameda existían, y hace años se trasladó al final la pila de la Plaza de San Francisco, se rodearon de sencilla verja los Hércules, se reformaron algunos asientos de la entrada, intentándose plantar un jardín en ambos lados, que no llegó á prosperar por descuido.
La plaza, mejor dicho el centro de ella, jardín en otro tiempo, gracias a los empeños de un prefecto santanista, se conservaba como yo la dejé.
Palabra del Dia
Otros Mirando