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Actualizado: 27 de junio de 2025
En los ojos de Magdalena brilló un rayo de júbilo: sentíase consolada de la ausencia de su novio con la ausencia de Antoñita. ¿Y cuándo partiremos? preguntó con cierta impaciencia.
Doña Inés dio parte de este triunfo al padre Anselmo, quien se llenó de piadoso júbilo, y aun se sintió lisonjeado al prever que él figuraría en la vida de la nueva santa como el instrumento de que se valía el Cielo para convertirla y glorificarla.
Acepté con júbilo, porque sabía que íbamos a hablar de lo que más me interesaba. Pero antes de ir a su casa di más de treinta vueltas aquella mañana por la calle de Argote de Molina, donde Gloria vivía. Esta calle, una de las más originales e interesantes de Sevilla, va desde la de Conteros a la iglesia de San Alberto.
Después del bautismo de la criatura, iba el tío Gorico de casa en casa, refiriendo el júbilo de su yerno, quien ya se volvía hacia la cama donde estaba Nicolasa, ya hacia la cuna donde estaba el niño, y ya se paraba á igual distancia de la cama y de la cuna, y exclamaba, levantando las manos al cielo: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué he hecho yo para ser tan dichoso?
Mientras pronunciaba las palabras decisivas que le apartaban de Julio para siempre, en medio de la sombra de su congoja una especie de júbilo le nacía, como una luz, y le bañaba el semblante. Muñoz, maravillado, creyendo soñar, tomó entre las suyas aquellas dos manos juntas. ¡Adriana! ¿Puedo creer a mis ojos? ¿Puedo pensar que esta alegría es alegría de su ternura por mí? Sí, Muñoz.
La López Moreno iba a contestar muy picada, pero el general Pastor, frotándose las manos de júbilo, la contuvo, diciendo: Nos trae usted excelentes noticias, señora... La cosa marcha viento en popa, mejor de lo que yo esperaba.
Pero ¡ay! un día, allá a principios de marzo, vi con júbilo una plancha en la cual había escritas estas consoladoras palabras: CUARTO Y GABINETE POR ALQUILAR PARA EL MES DE ABRIL
12 Y he aquí Dios [está] con nosotros por capitán, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra el SE
Mientras esto pasaba, los de la derecha se sostenían a la defensiva, y el centro cañoneaba para mantener en respeto al enemigo, porque casi gran parte de la fuerza había acudido a la izquierda; pero una vez que se oyeron los gritos de júbilo de los soldados de ésta, posesionados de la altura, antes en poder de los franceses, y cuando se vió a éstos aglomerarse sobre su centro, dióse orden de avance a las seis piezas del nuestro, y por un instante el pánico y desorden del enemigo fueron extraordinarios.
Si el Viernes Santo se leía en público la historia de la Pasión, después se despojaba el altar de sus ornamentos, se cubría la cruz con un velo, no se cantaban himnos, y sólo se oían las Lamentaciones de Jeremías y el Kirie eleyson; si el Sábado Santo se convertía poco á poco el duelo en esperanza, entonándose el Gloria in excelsis Deo, aguardando la resurrección; si en la vigilia de Pascua se descubría la cruz, se iluminaba el templo, se vislumbraba próximo el fausto suceso, y al fin se convertía la mañana de Pascuas en estrepitosa alegría, gritándose Alleluya, y entonándose cantos alternados que expresaban tanto júbilo, deben mirarse todas como fiestas simbólicas en conmemoración de los dolores y triunfo de Jesús, cuyos elementos dramáticos no es posible desconocer.
Palabra del Dia
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