Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de junio de 2025


La fecunda naturaleza ha ocultado con su verde envoltura las roturas de la madera; sobre los viejos pedazos esponjosos, un bosquecillo de musgo vegeta como un grupo de palmeras sobre un islote del océano. El trozo de raíz se reviste, despojado de su corteza, de un mundo de plantas alegres y verdosas.

En el vértice del lago, á los dos lados de la islita sombreada por hermosos árboles en que se destaca la estatua de Rousseau, se escapa el Ródano en dos brazos bajo de un extenso puente de madera, produciendo un islote cubierto de casas y molinos, baños de natacion, etc., que reposan sobre estacadas.

Cuando no reinaba calma, la ventolina soplaba por la misma proa. ¡Parecía cual si el islote se resistiera á dejarnos libre aquel difícil paso en medio del cual se levanta!

La joven hizo un movimiento de sorpresa, alejándose de él. No te separes, no me temas. Ni yo soy un hombre, ni eres ya una mujer. Has sufrido mucho, has dicho adiós a las alegrías de la tierra, eres fuerte por el infortunio y puedes mirar cara a cara a la verdad. Somos dos náufragos de la vida: sólo nos resta esperar y morir en el islote que nos sirve de refugio.

Unas cuantas cabras, un centenar de aves y algunas verduras, fué todo lo que pudimos conseguir. Aprovechando la brisa matinal, salimos del pequeño puerto de San Jacinto poniendo proa al cercano islote de San Bernardino, el cual no tardamos mucho en doblar, merced á la empopada en redondo que nos favorecía.

La Roca de San Pablo fue quedando a la popa del trasatlántico. El islote estéril recibió el título de antipático de boca de las señoras, que dejaron de mirarlo, falto ya de interés. Visto sin los gemelos, parecía algo repugnante que flotaba sobre las aguas: los residuos digestivos de un leviatán; un montón de deyecciones del fabuloso pájaro Roc.

Era el barquero que veía su barca en un islote que dejaba el agua en medio de la ría al bajar la marea. El barquero los riñó mucho. A ella la condujo a Loreto un hijo de aquel hombre; pero en el camino los halló un criado del aya. Andaban buscándola por todo el mundo. Creían que se había caído al mar. Doña Camila estaba enferma del susto, en cama.

Se los imaginaban pululando lo mismo que bancos de sardinas en las cavernas y escollos de aquel islote; los veían con el pensamiento pasando y repasando por debajo del vientre del navío, traidores, cautelosos, con su cabeza más voluminosa que el resto del cuerpo, aguardando que alguien cayese para triturarlo entre la triple fila de sus dientes.

La tempestad había cesado y el mar se iba calmando poco a poco y no ofrecía ya peligro. Quedarse en aquel islote desierto y sin agua dulce, situado en un golfo tan poco frecuentado por los barcos, no era prudente. Urgíales llegar al estrecho de Torres y a la Nueva Guinea para acercarse al mar de las Molucas antes de que se les agotaran los víveres o volviera el tiempo a estropearse.

Pero son capaces de desembarcar y de seguirnos por los bosques dijo el Capitán . ¿Se les ve? dijo Hans, que se había abierto paso entre aquellas plantas, de las cuales se desprendían emanaciones pestilentes. ¿Qué hacen? Tratan de entrar en el río. Veamos. Van-Stael atravesó la espesura, y al llegar al extremo del islote se inclinó hacia adelante, cuidando de no descubrirse.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando