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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Tu madre estará aun más irritada si no nos viera regresar inmediatamente. Antes de salir de la casa del guardabosque, Catalina tomó la mano a la viuda y le dijo: Marta, sois la hija de un soldado. Veo lo que pasa en vuestro corazón y admiro vuestro valor. El señor Mathys os defenderá a las dos de las crueldades de la condesa.

Sublime espectáculo, sin duda, es ver a un mozo gallardo, sin más defensa ni escudo que flotante velo rojo, vestido de seda, más aderezado para fiesta o baile que para brava y terrible lucha, ponerse delante de irritada y poderosa fiera, llamarla a y darle muerte pronta, cayendo sobre ella con el agudo acero.

Luego, Catalina animose y, con voz casi irritada, prosiguió: Usted dirá lo que quiera, Juan Claudio, pero un peligro nos amenaza... , ; ya que esto no tiene para usted ningún valor... Pero, por otra parte, no era tampoco un sueño; era como una antigua historia que se reproduce, una cosa que se vuelve a ver en sueños y que se conoce.

Desmaroy sostiene sus ideas y yo las mías, nos miramos otra vez, no como amigos sino como luchadores. Leo en sus ojos: Esta muchacha es demasiado absoluta... Qué cabeza... Yo la meteré en cintura... Una mujer está hecha para obedecer. Bajo los ojos y mis párpados ocultan una respuesta acerba e irritada... No, no me meterá usted en cintura, porque jamás seré su mujer...

También le sirvió mucho su hermosura varonil y noble, ayudada por la expresión de su pasioncilla, en aquel momento irritada. Además el rostro del buen mozo, sobre ser correcto, tenía una expresión espiritual y melancólica, que era puramente de apariencia; combinación de líneas y sombras, algo también las huellas de una vida malgastada en el vicio y el amor.

¡Podría no tomarlo, niña! exclamó D.ª Esperanza con voz irritada . Un tronco que ha costado quince mil pesetas.... ¡Pues digo yo si es una gracia de Leandrito! Y siguió buen rato desahogando su furia, casi tan grande como la de su yerno. Castro y Ramoncito se levantaron, al fin, para irse. Mariana, que había tomado con mucha filosofía la desgracia, les invitó a comer.

Doña Paula y don Fermín hablaban poco; se defendían por acuerdo tácito; empleaban el mismo sistema de resistencia sin comunicárselo. Estaba la madre irritada. «Su hijo la engañaba, la perdía. Por allí iba a romper la soga; por allí hacía agua el barco.

La mucosa vaginal además está congestionada, irritada; hay por lo mismo várices, escrescencias poliposas en el cuello, y casi siempre leucorreas y flujos acres ó escoriantes.

Al verla, debió pasar un soplo de enternecimiento por el corazón de la irritada hermana; destacose del grupo, y viniendo hacia ella, la echó los brazos al cuello diciendo: No llores, Chonchita, no llores. Pero al pronunciar estas palabras lloraba también. La cabecita rubia y la morena estuvieron un instante confundidas. Rodeáronlas las amigas, y ni una sola dejó de verter lágrimas.

En medio de los bulliciosos placeres de las fiestas y bailes que en el castillo se sucedían, pasaba ella como una sombra, indiferente, helada, y algunas veces hasta irritada. Su ironía atacaba con inconcebible amargura, tan pronto á los puros goces del espíritu, á los que proporcionan la contemplación y el estudio, como á los más nobles é inviolables sentimientos.

Palabra del Dia

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