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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Oro no me deis a mí para que de guía me sirva, que nunca ha sido el oro el imán de la aguja de mis deseos; que si lo fuera, no hubiera yo dado en poeta, que es lo mismo que hacer voto de pobreza perpetua e incurable, y de perpetuo afán e irremediable locura. De poetas es, dijo Margarita, volverse a lo que más brilla y adorar el sol que deslumbra.
Solamente la duquesa, que oyó la frase de su marido, se conmovió; pero supo callar, comprendiendo que había escuchado una torpeza irremediable. Aldea se contentó con dar por terminada la discusión, y acabó de tomar tranquilamente su café, limitándose a decir: Estoy seguro, señor duque, de que nuestro querido don Lázaro sería menos cruel que usted
Si hubiese demostrado la ciencia que el mal es irremediable, que por el determinismo se explican los vicios y las virtudes, que la imaginación y la fe deben ya desecharse como facultades anacrónicas y que apenas nos queda esperanza ni en la tierra ni en el cielo, muy desconsolador y diabólico progreso hubiera realizado la ciencia; pero al fin progreso sería y tendríamos que respetarle, y tendríamos que bajar la cabeza y que resignarnos.
Simón aguantó esta acometida al pecho, con la imperturbabilidad de un soldado ruso; y como si el golpe nada tuviera que ver con él, dijo a su señora compungiendo bastante la voz: ¡Cuántas veces previne al difunto señor marqués y a la también ya difunta señora marquesa, que cierto sistema de gastos llevaba los caudales a las manos de los usureros, y que caer en estas manos era punto menos que caer en una lumbre!... Después, quisiera yo que recordara la señora lo que costó la irremediable desgracia de su igualmente finado esposo: allí quedó mucho entre los escombros, y casi otro tanto en poder de la justicia, que no deja de ser fuerte de manos para agarrarse al dinero.
Lo que más picante le parecía, lo que venía a remachar el clavo de la felicidad, era el contraste de Serafina, quieta, cansada y meditabunda, con Serafina en el éxtasis amoroso: esta mujer, toda fuego, que asustaba con sus gritos y sus gestos de furiosa de amor; que hablaba, mientras acariciaba, con una voz ronca, gutural, que parecía salir de la faringe sin pasar por la boca, y que decía cosas tan extrañas, palabras que, aunque pareciera mentira, aún eran excitantes en medio de los hechos más extremosos de la pasión; esta mujer, diablo de amor, cuando el cansancio material irremediable sobrevenía y llegaban los momentos de calma silenciosa, de reposo inerte, tomaba aire, contornos, posturas, gestos, hasta ambiente de dulce madre joven que se duerme al lado de la cuna de un hijo.
Acordéme yo entonces de que la segunda tenía remedio en el testamento de mi tío, y le dije: Es verdad que la primera es irremediable; pero la segunda ¿por qué ha de serlo, Chisco? A lo mejor amanece por lo más obscuro... o si no suben los muladares, bájanse los adarves, y allá salen los unos con los otros en altura.
Brunetiere afirma que Pablo Hervieu tiende á crear la tragedia moderna, despojándola de aquel aburrido carácter histórico que siempre tuvo. Esta es la gran novedad de su obra. ¿Acaso las costumbres contemporáneas son incapaces de remontarnos á la emoción trágica? ¿Acaso lo irremediable ha huído de la vida?
La desdicha le parecía irremediable; lo sólo que debía procurar era prescindir de su amor, sofocándolo como a sentimiento réprobo, cuya vida ha de ser toda maldición y pena. Según fueron llegando a sus manos las primeras cartas de Pepe, las rasgó con ira, sin leerlas; pero en vez de tirarlos, guardó los pedazos en el cajón de un mueblecillo.
Pero estoy fatalmente condenado a no poder hacerlo.... Esta única flor de mi existencia es el fruto de mi mayor pecado...: no hablemos de él, que es irremediable; hablemos de ella, de la pobre flor sin sombra. ¿No estoy aquí yo? ¿De nada podré servirle cuando tanto la quiero? Sí; sí que la servirás de mucho: esa es mi esperanza.... Pues ordene usted, señor.
La virginidad de la carne era tan importante como el amor; y cuando se perdía, aunque fuese por un azar, sin voluntad alguna, había que resignarse, doblar la cabeza, decir adiós a la dicha y seguir el camino de la vida, sola y triste, mientras el amante infeliz se alejaba por otro lado buscando una nueva urna de amor cerrada e intacta. Para María de la Luz el mal era irremediable.
Palabra del Dia
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