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Actualizado: 13 de julio de 2025


Por el mal rato que habrá V. pasado al escribirla, podrá V. comprender el que yo estaré sufriendo ahora, porque el objeto de estas líneas es igualmente doloroso. ¡Razón tienen los que afirman que lo novelesco e inverosímil abunda más en la realidad que en los libros!

Por lo demás, su candor rayaba en lo inverosímil: cualquier disparate, por grande que fuese, con tal que se lo dijesen en serio, lo creía; no le entraba en la cabeza que una persona de años y de carácter se atreviese a decir delante de gente una patraña por sólo el placer de embromar a un amigo; no obstante, tanto abusaron de las mentiras con él, que andando el tiempo llegó a no creer siquiera las verdades, o por mejor decir, éstas eran las que se le atravesaban con más frecuencia.

Además, las esperanzas, lejos de desvanecerse, crecían en su pecho, hallándose más inverosímil abuelo que inverosímil amante. Para corroborar esta lisonjera afirmación, se contemplaba don Paco en el espejo en que solía afeitarse, el cual, aunque era pequeño, no lo era tanto que no reflejase casi toda su persona.

No, para mondar la manzana.... Eso ya es inverosímil. Lo mismo opinan Beltrand y la orquesta. ¡Cielos! monda la manzana; ¡es la marquesa de Pompadour!... ¡de Pompadour!... Ana soltó el trapo. Rió de todo corazón el disparate del académico y la gracia de su marido. «La verdad era que Quintanar parecía otro». Petra sirvió el . ¿Ha vuelto Anselmo de Vetusta? preguntó el amo.

Pues qué, ¿el amor brota de repente, en la vida real? Eso se queda para los dramas, donde es menester que la acción corra a todo correr y que los hechos se condensen y acumulen en pocas horas y palabras. Hija mía, en la vida real, lo mismo que en los dramas, no es tan inverosímil dar flechazo. En mujer de tus rarísimas prendas es menos inverosímil todavía.

D. Joaquín, atendidas sus circunstancias y las de su señora, podía pasar, por inverosímil milagro, como marido venturoso y respetadísimo. La primera sospecha que vino poco a poco a tomar cuerpo, adquiriendo visos y trazas de certidumbre, fue de inusitada y singular importancia.

Ahora dilucidemos si está en Madrid o fuera de Madrid. Si se hubiera ido a otra parte, alguna vez recibiría mi tía cartas suyas. Es así que jamás llega a casa el cartero del exterior, y cuando va es para traer alguna carta de las hermanas de mi tío Jáuregui; luego... Pero propongamos la hipótesis de que dirige las cartas a otra persona para que yo no me entere. Es inverosímil; pero propongámosla.

Al extremo de la cubierta de paseo jugueteaban tres niños vigilados por una institutriz. Tal vez les pertenecía aquel libro que había hecho pasar á Gillespie cuatro horas de continuos ensueños, inmóvil en un sillón, mientras por el interior de su cráneo desfilaban las escenas de una historia tan interesante como inverosímil.

Quería meterle a don Álvaro por los ojos, y después de la conversación de la tarde anterior con Mesía, no pensaba en otra cosa. Por la mañana había ido a casa de Quintanar, quien se paseaba por su despacho en mangas de camisa, con los tirantes bordados colgando: representaban, en colores vivos de seda fina, todos los accidentes de la caza de un ciervo fabuloso de cornamenta inverosímil.

Forjé un raro y para inverosímil cuento de amores; la unión apacible y duradera de dos voluntades humanas; algo de muy semejante a la historia de Filemón y Baucis. Por desgracia, la concepción de este último propósito cayó con violencia sobre los propósitos anteriores, y pugnó por desbaratarlos.

Palabra del Dia

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