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Actualizado: 24 de julio de 2025
Atrasose en su carrera por buscar al causador de nuestras desdichas y tomar sobre él, en el nombre de mis padres, justicia y venganza; y por el mundo andúvose tres años, gastando su hacienda, inquiriendo y buscando a aquel hombre, vislumbrándole a veces, sin encontrarle nunca, y perdiéndole de nuevo cuando más esperanza tenía de ponerse a una distancia de él del largo de las espadas.
Cuatro días estuvo don Quijote regaladísimo en la casa de don Diego, al cabo de los cuales le pidió licencia para irse, diciéndole que le agradecía la merced y buen tratamiento que en su casa había recebido; pero que, por no parecer bien que los caballeros andantes se den muchas horas a ocio y al regalo, se quería ir a cumplir con su oficio, buscando las aventuras, de quien tenía noticia que aquella tierra abundaba, donde esperaba entretener el tiempo hasta que llegase el día de las justas de Zaragoza, que era el de su derecha derrota; y que primero había de entrar en la cueva de Montesinos, de quien tantas y tan admirables cosas en aquellos contornos se contaban, sabiendo e inquiriendo asimismo el nacimiento y verdaderos manantiales de las siete lagunas llamadas comúnmente de Ruidera.
Le guardo todas las consideraciones que ella se merece, porque... no puedes figurarte lo buena que es. Fortunata siguió inquiriendo con molesta curiosidad todo lo que quería saber respecto a la intimidad de los esposos; pero el otro se escurría gallardamente, dejando a salvo, hasta donde era posible en aquel criminal coloquio, la personalidad sagrada de su mujer.
Los empleados de la comisaría se mostraban más atareados aún que los oficiales de la navegación. Había subido en el último puerto el médico enviado de Buenos Aires para el examen de los emigrantes, y este funcionario, acompañado por aquéllos, iba inquiriendo la salud del rebaño humano acorralado en los extremos de la nave.
Ya llegan a la alta cumbre, ya ven azular los mares, ya ven mecerse las velas, ya piensan hollar la nave. Mira, mira, dice el moro; mira, mi amada, cuál salen inquiriendo nuestras huellas los jinetes del algarbe. No temas, ella responde; no temas, mi bien, mi Zaide, que un encanto aquí me asiste que presto a los dos nos salve.
Pero todo fué en balde: a la mañana siguiente, batidas bien ambas orillas, sólo se encontró el miserable gozque, todavía teniendo en su boca alguna parte de la vestidura blanca de María. El soldado, con las lágrimas en los ojos, recogiendo en su pecho aquella prenda de dolor, iba inquiriendo de piedra en piedra por el río, y preguntando a cuantos aldeanos encontraba: ¿Has visto a María?
En esta disposición de ánimo, fácil será comprender cuánto le atormentaría el buen éxito que, al decir de la gente y a lo que él observaba, obtenía Andrés en sus amores. Aparentando absoluta indiferencia, no dejaba de espiar sus progresos, inquiriendo aquí y allá cuando la propia observación no bastaba.
El grupo donde iba Miguel se quedó algunos minutos inmóvil presenciando el desfile e inquiriendo con la vista si entre las graves damas y caballeros que venían arrellanados en los landaux o mylords había algunos de sus conocidos a quien poder dirigirse.
Palabra del Dia
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