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Actualizado: 9 de mayo de 2025
En tanto D. José se dio con toda su alma a la gran tarea de abrir las cuentas en los libros. Con una importancia y gravedad indecibles, apuntó gastos e ingresos, sin olvidar lo más mínimo; cargó y abonó; dibujó preciosos números, tiró líneas con regla, hizo cuentas de varios a varios, de imprevistos, de suplidos y de deudores varios.
Colocó inspectores en todos los mercados para evitar la mala fé en los contratos; no consintió por mas tiempo la tiranía que ejercian sobre los contribuyentes los recaudadores. Se obligó á presentar todos los años al divan una cuenta detallada de sus ingresos y sus gastos.
Por lo tanto se ve, que por atencion al correo de tierra no es de necesidad esa nueva oficina, porque los ingresos no pueden compensar los gastos que su establecimiento demanda.
En opinión de su mayordomo, tampoco el presupuesto de gastos de la marquesa cabía en el de sus ingresos, aunque los primeros estuvieran reducidos a menos de la mitad de los del tiempo de su padre, porque también habían disminuido los segundos en más de otro tanto; pero o se era o no se era una gran dama de las principalísimas de la corte, o se vivía o no se vivía a la altura de las demás congéneres; pues adelante con los gastos, que ni siquiera era de buen tono eso de apurarse por dinero una mujer de su clase y de su estampa.
Me lo ha comprado un «nuevo rico». Yo, con la guerra, voy á ser un «nuevo pobre». Tú sabes, Atilio, lo que me pasa desde que empezó esta pelea de naciones. A los primeros cañonazos me enviaron de Rusia la octava parte de las rentas que tenía en tiempos de paz: luego, mucho menos. La revolución todavía recortó de un modo alarmante mis ingresos.
Esto ocuparia muchas familias, y les facilitaria subsistencias; ademas de lo muy provechoso y útil al tesoro nacional, que indudablemente aumentaria sus ingresos. En la aduana habia mucho que decir, pero se deja al silencio por no incurrir en alguna inexactitud, porque sobre este establecimiento hay parte interesada que puede y debe promover las útiles reformas que crea le convienen.
Los unos tenían una cruz, los otros un garabato, los de más allá una llamada, y los menos, las frases no paga, pagará, va pagando, ya pagó. ¿Qué significaban pues el garabato y la cruz? Misterio insondable. En una misma página se mezclaban gastos e ingresos: aquí aparecía Fulano como deudor insolvente, y dos renglones más abajo, como acreedor por jornales.
No prolongaremos la relación circunstanciada de lo que hablaron aquella noche padrino y ahijada. Acostose Isidora pensativa y D. José se retiró muy entusiasmado a su cuartito. Durmiose como un serafín, y soñó que estaba en la contaduría de una casa grande, donde había catorce empleados y más de cien libros. Ingresos y gastos ascendían a millones; pero todo iba al pelo.
Algunos de ellos, que casi eran unos niños, llevaban en el bolsillo el cuaderno de ingresos y gastos, apuntando hasta los cinco céntimos de un vaso de agua en una estación. Sólo se trataban con gentes ricas para aceptar sus obsequios, sin ocurrírseles jamás convidar a nadie.
Luna aceptó, imponiendo su voluntad a Esteban cuando éste quiso protestar alegando su falta de salud. Sólo haría el servicio de vigilancia mientras durase el verano. Además, eran dos pesetas diarias, casi más de lo que ganaba el Vara de palo. Los ingresos de la casa iban a doblarse, y no era cosa de perder tan buena ocasión.
Palabra del Dia
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