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Actualizado: 3 de mayo de 2025


La moral brota de la misma inteligencia, ó mejor, es una de sus leyes; es la prescripcion de la conformidad con un tipo infinitamente perfecto. Con la inteligencia, la moral se explica; sin ella, la moral es un absurdo. La inteligencia tiene sus leyes, sus deberes, pero que brotan de su propio seno, como el sol se alumbra á mismo con su propia luz.

Figurémonos una inteligencia infinita en extension y en intensidad; una inteligencia en que no haya alternativas de accion y de descanso, de energía y de abatimiento; una inteligencia infinita que se conozca infinitamente á misma, que conozca infinitos objetos reales ó posibles, y con un conocimiento infinitamente perfecto; una inteligencia orígen de toda verdad, sin mezcla de error; manantial de toda luz, sin mezcla de sombra; y nos formaremos alguna idea del ser absolutamente infinito.

Dios es infinitamente poderoso; si la gradacion infinita es intrínsecamente posible, Dios puede realizarla, porque todo cuanto no es intrínsecamente imposible cae bajo la omnipotencia divina. Por otra parte, suponiéndose como se debe suponer la libertad de Dios, no cabe duda en que es libre de querer criar todo lo que puede criar.

Estas palabras se encaminan á significar alguna verdad, pero en rigor son indignas é impropias: lo que encierran de verdad es que lo infinito sobrepuja infinitamente á lo finito; y que así vuestra existencia infinita sobrepuja en todo sentido á mi existencia, que siendo limitada, tiene un principio, un medio y un fin.

La empresa es tal, que el propio diablo no se atrevería a acometerla. Fausto, sin embargo, la acomete, y el diablo le ve partir con asombro, y duda de que vuelva del seno tenebroso, infinitamente más profundo que el infierno, adonde se ha lanzado. En este viaje de Fausto a ver a las Madres está la clave del poema; el núcleo de la segunda parte.

Venía de un baile; traía en los vestidos como un olor de lujo, de los ramilletes de las mujeres y del placer, y en su semblante, un poco plegado por la vigilia, llevaba resplandores de fiesta y cierta palidez, cierta emoción que le prestaba una elegancia infinitamente seductora.

Por fortuna, era infinitamente más discreto que yo en aquellas circunstancias, y todo quedaba reducido a que cambiaran de madriguera los secretos que iban escapándose de la mía. Volví a las andadas por montes y barrancos, y hasta me parecían llanos y placenteros caminos y sendas por los cuales no andaba yo antes sino echando los pulmones por la boca.

Aprovechemos del buen tiempo y de los últimos momentos de vida que me quedan, para ir al Zarzal, señor cura. Y nos pusimos en camino hacia mi antigua morada bajo un agradable sol de Noviembre, infinitamente menos dulce y confortador que el cariño y el rostro del cura.

Complacíanse en verle montar a caballo, guiar un faetón, alternar con los jóvenes de la aristocracia, y se engreían infinitamente cuando oían hablar de su elegancia, de sus queridas, de los triunfos que obtenía en sociedad. Aquellos dos pobres hombres, encerrados en su oscura tienda, haciendo números y midiendo telas todo el día, no tenían con los goces de la existencia otro contacto.

Infinitamente más inferior es Judas Macabeo , que, con arreglo á su plan primitivo, había de constar de dos partes, pero no se ha terminado más que la mitad. Así este drama, como los que le subsiguen inmediatamente, son, en nuestro juicio, composiciones dramáticas de las más inferiores de nuestro poeta.

Palabra del Dia

hociquea

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