United States or Panama ? Vote for the TOP Country of the Week !


Aquel vacío estaba colmado por su dolor. Mientras estaba ocupado en tejer, gemía con frecuencia, muy quedo, como un alma en pena: era seña de que su pensamiento había vuelto al abismo abrupto, a las horas inertes de la noche.

Cuando se elevaba hasta sus cumbres podía abarcar con rápida visión el mar solitario, sin la gallarda montaña del buque y moteado de objetos obscuros. Estos objetos se deslizaban inertes ó se movían agitando un par de antenas negras. Tal vez imploraban socorro, pero el desierto húmedo absorbía los gritos más furiosos, convirtiéndolos en lejanos balidos.

Cierto género de aptitudes y de sensibilidad, juntamente con un don especial para sacar partido de ellas, ni muy grande ni de mucho valor por lo demás, pero lo mejor de que yo podía disponer, había desaparecido por completo. Creo, sin embargo, que si hubiera ensayado las fuerzas en otra clase de composiciones, no habría hallado mis facultades tan obtusas é inertes.

Por el contrario, los pueblos que los portugueses habían vuelto a visitar en el Oriente, abriéndose camino por los mares, se diría que, embelesados en el regalo y deleite de encantados jardines y orgullosos de su primitivo saber y del rico florecimiento de la antigua cultura, permanecían aún parados e inertes.

«Hubo momentos en que peleé, como César en Munda, por la vida. Era Ramona, señores, morena; su carne de cañón, dura, tersa, y aquellos brazos que yo deseaba enlazados a mi cuerpo, en arrebato amoroso, me probaban su fuerza dando tortura a los míos, oprimidos, inertes.

Como el visitante de un cosmorama que creyera en algún momento estar delante de los espectáculos representados en éste; es decir, a sabiendas de que están pintados en cartón, Vérod no creía en la vida. Los insensibles objetos, las inanimadas obras de arte pueden ser iluminadas, pero siempre quedarán como son, frías, mudas, inertes; así había amado él a las criaturas vivientes.

Se quedó petrificada por la sorpresa y yo le tomé la mano sin hallar fuerzas para articular una sola palabra. La escasa, claridad que venía de fuera le prestaba la blancura de una estatua: sus dedos completamente inertes y helados se desprendían insensiblemente de mi mano como si fueran las de una muerta.

Con voz temblorosa, que en todos produjo trágica emoción, la Nela dijo: , señorito mío, yo soy la Nela. Lentamente y como si moviera un objeto de mucho peso, llevó a sus secos labios la mano del señorito y le dio un beso... después un segundo beso... y al dar el tercero, sus labios resbalaron inertes sobre la piel del mancebo. Después callaron todos. Callaban mirándola.

Y por eso los nombres De redentores fuertes Alientan á los hombres, Y cuando caen inertes Las almas se electrizan, Y gratas divinizan Su nombre y su laurel. Vuestros restos divinos Son nítidas lumbreras, Que alumbran los caminos De edades venideras, Por donde ardientemente La juventud valiente Se lanza al porvenir,

Acurrucada en su butaca al lado de la ventana y envuelta en chales y mantas a pesar del ardiente sol de junio, cuyos rayos espolvoreaban de oro el estrecho despacho, permanecía allí largas tardes con la mirada vaga, sin hablar y acaso sin pensar, las manos inertes, y los párpados medio cerrados como esos pobres pajarillos de las islas que esconden la cabeza debajo del ala sin que nada pueda sacarlos de su sopor.