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Actualizado: 1 de octubre de 2025
7 Porque con eficacia protesté a vuestros padres el día que los hice subir de la tierra de Egipto hasta el día de hoy, madrugando y protestando, diciendo: Oíd mi voz. 8 Mas no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron cada uno tras la imaginación de su corazón malvado; por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este Pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.
¡Qué... loco! contestó una de las hermanas, doña Anunciación . Diga usted, marqués, que ojalá Dios se acordase de él, antes que verle así. Hubo unánime aprobación por señas. Muchas cabezas se inclinaron lánguidamente; y se volvió a suspirar. Aquello del republicanismo no necesitaba comentarios.
Retiráos, señoras dijo la reina á la de Lemos y á doña Beatriz de Zúñiga ; vuestro servicio ha concluído, no me recojo. Las dos jóvenes se inclinaron. La duquesa de Gandía quedó temblando ante Margarita de Austria. Debísteis registrarlo todo antes de suponer que yo no estaba en mi cuarto; ¿dónde había de estar, duquesa de Gandía, la reina, sino en palacio y en el lugar que la corresponde...?
Y llegado el instante crítico, cuando los ulloístas se juzgaban ya dueños del campo, inclinaron la balanza del lado del gobierno defecciones completamente impensadas, por no decir abominables traiciones, de personas con quienes se contaba en absoluto, habiendo respondido de ellas la misma casa de los Pazos, por boca de su mayordomo. Golpe tan repentino y alevoso no pudo prevenirse ni evitarse.
Dadme, dadme. La monja adelantó y dió una carta á la madre Misericordia. Luego salió. Permitidme, prima mía; permitidme, caballero dijo la abadesa. Doña Catalina y Quevedo se inclinaron. La abadesa abrió con precipitación la carta. ¿De quién será? dijo para sí Quevedo.
Refugiado Plácido en la abadía, no olvidó la afrenta jamás, pero guardó oculto su recuerdo en el lastimado centro del alma. El horror que le causaba volver de nuevo contra el padre de Elvira, la humildad y la resignación y otros sentimientos religiosos inclinaron su espíritu y le excitaron a desistir de vengarse.
Yo profesaba a Alejandra un afecto fraternal: la soledad en que se encontraba sumida, su entereza, que la hacía capaz de soportar y vencer las dificultades de la vida, me inclinaron a protegerla, a sostenerla como a una hermana, como a una hija; ¡pero ella me quiso con un afecto más ardiente!
Llorais porque sus rubias cabezas inclinaron Sobre la fria almohada del lecho sepulcral, Y cual mortales tristes al sueño se entregaron, Y ángeles despertaron del coro celestial? ¡Oh! no sabeis sin duda que la alta Providencia Para su dicha eterna tal vez lo quiso así, Para salvar del mundo su cándida inocencia Que atropellar pudiera del vicio el frenesí.
Las hermosas figuras de las barandas se inclinaron más hacia la sala, y una cara de santo de Rafael, con barba rubia y dulces ojos azules, pertenecientes al mayor bribón de las minas, se volvió hacia la niña y le dijo muy quedo: ¡Mantente firme, Melisa!
Palabra del Dia
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