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Actualizado: 2 de noviembre de 2025


Vale más encerrarse entonces en las atribuciones modestas del traductor y del copista, destino literario que no tiene en nada absolutamente de humillante, porque hay cien mil copistas por cada inventor.

Le digo francamente, que la hallo encantadora y le aseguro que manteniendo mis sentimientos hacia usted en el límite que la lealtad me lo exigía, no he dejado de contraer un gran mérito. No veo en esto nada de muy humillante para usted; lo que podría humillarla con muy justo título, señorita, es verse amada por un hombre muy resuelto á no casarse con usted.

Tratábala con afabilidad, hasta con mimo, lo mismo que a un niño enfermo, queriendo persuadirla a que no había perdido nada de su afecto. Mas esta amabilidad era tan humillante para ella, veíase detrás un hombre tan satisfecho, tan alegre de su culpabilidad, que la joven la rechazaba con aspereza: no lograba, por muchos esfuerzos que hacía, aparecer sensible a tal generosidad.

Este auto, diverso de casi todas las obras de su clase, no contiene personajes alegóricos, y su objeto es representarnos el castigo humillante del orgullo de Nabucodonosor. Su principio, cuando nos ofrece al Monarca asirio en toda su grandeza, rodeado de los Reyes vencidos por sus armas, es magnífico y ostentoso: coros de músicos cantan un himno en su alabanza mientras él duerme.

Espontáneamente, y al parecer sin deliberado propósito, colocaba a las demás personas, a todas, en su lugar debido, es decir, por debajo de ella, unas próximas, otras más bajas, acaso a algunas en posición humillante. A nosotros nos situó, desde luego, en una categoría intermedia; casi criados y casi amigos. En rigor, amigos, lo que se llama amigos, por su parte no los tenía.

En sus órbitas rodaron los ojos del xeque fiero; su diestra el brazo hechicero que las Gracias modelaron asió con fuerza brutal, y doblegando á la triste exclamó; Si no mentiste; si la humillante señal de los brazos de un insano, que atreviéndose á mi honor aprovechó tu pavor, mienten tambien; si es en vano

Baltasar enfriaba a ojos vistas: a cada paso mostraba más cautela, adoptaba mayores precauciones, descubría más su carácter previsor y el interés de esconder su trato con la muchacha como se oculta una enfermedad humillante. Mostrábase aún tierno y apasionado en las entrevistas; pero se negaba obstinadamente a acompañar a Amparo dos pasos más allá de la puerta.

La dignidad y el espíritu humilde reunidos, hacen de los alemanes unos seres complacientes y formales, que yo prefiero con mucho á la falsa é interesada cortesía de los franceses, á la seca y desabrida aspereza de los ingleses, y á la humillante insinuacion de los italianos.

En cambio ella se vengaba turbando el tranquilo curso de su vida, haciéndole sufrir una dolorosa mortificación de amor propio y, lo que era más grave, inspirándole ideas cuyo alcance no podía calcular. Las últimas frases que don Juan pronunció mentalmente en aquel largo y humillante monólogo fueron estas: «, ¿eh?... Pues ahora me gusta más que antes... ¡ella caerá!

Y yo no quiero que eso suceda. Raimundo se puso encendido ante aquella singular y humillante proposición. Tardó unos instantes en contestar y al fin dijo entre colérico y desdeñoso: Me parece sencillamente una infamia y una asquerosidad. La arruga, aquella arruga fatal que cruzaba la frente de Clementina cada vez que la cólera agitaba su alma turbulenta, apareció honda y siniestra.

Palabra del Dia

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