Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de mayo de 2025


Mas, súbitamente, Amaury sintió que hacía presión sobre su brazo todo el peso del cuerpo de su amada, entonces se detuvo asustado al verla con el talle doblado hacia atrás, lívido el rostro, cerrados los ojos y entreabiertos los labios. Se había desmayado. Amaury no pudo contener un grito. El corazón de Magdalena no latía; hubiérase dicho que la muerte lo había paralizado.

Pero, a la manera de una bestia feroz, en cuya posteridad domesticada hubiérase cambiado la acometividad en mansedumbre artera e innoble, el igualitarismo, en la forma mansa de la tendencia a lo utilitario y lo vulgar, puede ser un objeto real de acusación contra la democracia del siglo XIX. No se ha detenido ante ella ningún espíritu delicado y sagaz a quien no hayan hecho pensar angustiosamente algunos de sus resultados en el aspecto social y en el político.

Hubiérase dicho que meditaba un crimen, y también que lo había decidido, cuando, dando un fuerte puñetazo en el brazo de la poltrona, se levantó de repente. El espejo que coronaba la chimenea reflejó entonces su fisonomía descompuesta, y al verse allí retratado tuvo uno de esos miedos solitarios, pueriles, que cortan de un solo golpe a la audacia sus alas gigantescas.

Hubiérase dicho que mi regreso en lugar de causarle espanto la desembarazaba, por el contrario, de una preocupación más amarga que todas las demás. Volvió a aplicarse en su tarea aplastadora. En adelante quería intervenir ella sola en aquella lucha de la cual ella era la causa. Lo que he hecho lo desharé me dijo un día de orgulloso reto llevado hasta la locura.

Si no hubiera sido por vosotras, lo doy por cierto, hubiérase perdido hasta la huella de la primitiva cultura y revelación del Paraíso, y los hombres jamás hubieran salido del estado salvaje.

Hubiérase dicho que aquel carcomido aparato no esperaba sino la primera brisa exterior para desvanecerse de súbito. Seis retratos descoloridos habitaban espectralmente la estancia. Ramiro esperaba junto a un brasero, que guardaba aún la ceniza de los últimos saraos.

Hubiérase dicho que la ciudad se hacía toda armoniosa, metálica, vibrante, y resonaba como un solo bronce, en el transporte de su plegaria. Doña Guiomar, dejándose caer de hinojos, entonó en alta voz las palabras del Angelus. Todos, imitando su movimiento, se dispusieron a responder. El escudero balbuceó las avemarías alzando el rostro y juntando las palmas como los niños.

Hubiérase lanzado éste con ímpetu salvaje dentro del local; pero se detuvo, temeroso de que, viendo su facha estrambótica, le adjudicaran una paliza ó le entregasen á una pareja.

Luego vino la explicación y vulgarización, surgiendo un sistema á que se aplicó un título atrevido y que en otro tiempo hubiérase tenido por una impiedad: La ley de las tempestades. De suerte que lo que se creyera un capricho había de llegar á convertirse en ley. Esos hechos terribles, tomando ciertas formas regulares, perderían en gran parte su potencia de desvarío.

Hubiérase dicho que aquellas actitudes semejantes a las de una persona que marcha y tiene calor, refrescaban su memoria. Buscaba un nombre, una fecha, perdía y recobraba sin cesar el hilo enredado de un itinerario y se reía a carcajadas cuando la confusión de su relato era tan grande que se veía obligada a pedir ayuda a la clara y firme memoria de Julia.

Palabra del Dia

tundas

Otros Mirando