Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de julio de 2025


Francisco Montiño, cocinero mayor del rey. Os aconsejo que no salgáis dijo el hostelero ; nadie se mueve de noche aunque oiga lo que oiga. ¡Abrid, vive Dios! exclamó Juan Montiño , ú os abro la cabeza. El hostelero abrió sin replicar. Los tres jóvenes se lanzaron en la calle. Un hombre estaba rodeado de otros cuatro. Otros dos hombres se llevaban un bulto.

¿Su antigua habitación? replicó el hostelero. ¡Ah! , pero, vea usted... El caso es que no la tenemos libre... La hicimos restaurar por completo y la ocupa ahora nuestro hijo... Simón, que regresó hace dos años de la Escuela de Cluny con todos sus títulos. ¿Tienen ustedes un hijo? preguntó el inspector general con alguna sorpresa.

Vais á estar como príncipes; os traerán brasero, que hace frío... y... necesito dejaros para serviros mejor... conque... ya veréis, caballeros, ya veréis. El hostelero salió, y los jóvenes acababan de sentarse cuando se oyó en la calle una voz angustiosa y desesperada que gritaba: ¡Ladrones! ¡Ladrones!

Mis kaulíes, asustados, batían las mandíbulas de terror; y los dos cosacos que me acompañaban, impasibles, fumaban sus pipas con los sables desnudos puestos sobre las rodillas. El viejo hostelero de lentes redondos, una vieja andrajosa que yo había visto en el patio echando al aire una cometa de papel, los arrieros mongoles, las criaturas piojosas, todos desaparecieron.

El hostelero, con la credulidad propia de nuestros aldeanos bretones, nos aseguró que en el castillo del duque de C..., donde murió Fabert, habían visto entrar a un hombre negro, que nadie conocía, y que este hombre se llevó el alma del mariscal, a quien anteriormente se la había comprado; añadiendo que, todavía, por el mes de mayo, época de la muerte de aquél, se veía aparecer por la noche al negro, con una luz en la mano.

La voz se apagó instantáneamente, pero los tres jóvenes estaban ya de pie y se habían dirigido instintivamente á la salida con las manos puestas en las espadas. Juraría dijo Juan Montiño saliendo y precipitándose por las escaleras que esa era la voz de mi tío. ¡De vuestro tío! ; abrid, abrid la puerta gritó Montiño al hostelero. ¿Y quién es vuestro tío? dijo el alférez, que le seguía.

Mira le dijo el alférez , llévanos arriba, á aquella sala azul pequeña que tienes tan cuca, y que nos sirva aquella muchacha de los ojos verdes; aquella Inés... Está durmiendo... Que despierte. Y si para que nos sirva mejor se necesita muestra, hela aquí dijo Juan Montiño poniendo en las manos del hostelero un doblón de á ocho. Sonaron otros muchos en el bolsillo del joven.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando