Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de septiembre de 2025


¡Si estaría segura!... Por eso repuso, mirando hondamente al estanciero: ¿Llegar a quererlo?... Creo que antes me hubiera enamorado de un títere o de un árbol... ¡Puede usted creerme! Había que creerla... ¡Feliz don Mariano!... ¿Conque el capitán Pérez era como un títere o un árbol?... ¡Oh don Mariano, mil veces feliz!

El pueblo español es uno de los que en el Viejo Mundo tienen mas hondamente arraigado el sentimiento de la personalidad y la igualdad. Sin eso, él habria muerto desde hace mucho, asfixiado por el despotismo. Esa es una cualidad que resiste á todo, porque está en la sangre y se apoya en la topografía, en el clima, hasta en las tradiciones de la lengua.

De este modo los más frívolos sucesos, que no parecen tener fuerza bastante para alterar con su débil paso la serenidad de la vida, la conmueven hondamente de súbito y cuando menos se espera. Poco después entró en la sala el memorable D. Diego, conde de Rumblar y de Peña Horadada, y con gran sorpresa mía, ni saludó a la condesa, ni esta tuvo a bien dirigirle mirada alguna.

Pero, ¿qué hizo el gran pillo?... ¿Ves entre el tirante y la rueda? Por allí comenzó a dar las coces. ¡Mal rayo! Por poco me deshace un farol... Pues es necesario quitarle esa zuna manifestó Pablito hondamente afectado, levantándose del asiento, y dejando a Nieves para acercarse a Piscis. Déjame discurrir esta noche respondió el centauro poniéndose muy sombrío.

Carecía en absoluto de toda idea exacta respecto de lo que estaba presenciando; y aquel espectáculo la conmovía hondamente, sin que las ideas políticas tuviesen ni aun parte mínima en tal emoción, hija sólo de la fuerte impresionabilidad de una criatura educada en estrechos encierros y con ligaduras y cadenas, mas con poderosas alas para volar, si alguna vez rompía su esclavitud.

Don Alejandro, hondamente condolido de él, para dulcificarle en lo posible el amargor de las suyas y acabar de explicarse, continuó en estos términos: Yo no tengo nada que tachar en Leto, amigo mío, y mucho menos en usted: por donde quiera que se les considere, valen tanto como nosotros, más si es preciso; pero yo, como le he dicho, tenía mis planes; los vi desbaratados de repente y cuando más seguros los creía; supe la causa de ello; y ¡qué canástoles! don Adrián, hice, por de pronto, lo que hubiera hecho usted en mi caso: aislarme del peligro para pensar a solas, para discurrir sobre él... No es uno dueño de los primeros movimientos del ánimo; y la amarga sorpresa me ofuscó.

El sentimiento y la creencia de la fraternidad y de la igualdad humanas están más hondamente arraigados y grabados en el corazón y en la mente de los pueblos del Mediodía de Europa que en el corazón y en la mente de los pueblos del Norte.

He hablado de las visitas que Domingo recibía y me cumple volver sobre ese asunto por razón de un suceso del cual fui, hasta cierto punto, testigo, y que le impresionó hondamente.

Su madre era una tramposa capaz de todos los enredos y vergüenzas para conservar el falso oropel de su vida; su madre despreciaba las murmuraciones que herían hondamente el honor de la familia; dejaba a las hijas que se arrojasen en el peligro, arrastradas por la desesperada audacia de cazar un novio, y al final se entregaba como una perdida en brazos de un amigo de su esposo, se vendía infamemente cuando estaba próxima a la vejez, manchando todo su pasado, por una necesidad del orgullo. ¿Qué era, pues, lo que quedaba a aquella mujer?

Así, cuando el editor de La Regenta me propuso escribir este prólogo, no esperé a que me lo dijera dos veces, creyéndome muy honrado con tal encomienda, pues no habiendo celebrado en letras de molde la primera salida de una novela que hondamente me cautivó, creía y creo deber mío celebrarla y enaltecerla como se merece, en esta tercera salida, a la que seguirán otras, sin duda, que la lleven a los extremos de la popularidad.

Palabra del Dia

acochan

Otros Mirando