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Actualizado: 19 de octubre de 2025
Su estilo poético, particularmente en muchas de sus obras, se distingue por su gongorismo extremado, por su hojarasca, por su obscuridad afectada, por sus contrastes sin gusto y por sus frases retumbantes y campanudas.
Bruscamente desaparecí a sus ojos tras las cañas; corriendo siempre, di un empujón a la piedra exploradora que esperaba una lluvia, y salté de costado, hundiéndome bajo la hojarasca. Tío desembocó en seguida, a tiempo que dejando de verme, sentía allá en el fondo del pozo el abominable zumbido de un cuerpo que se aplastaba.
Algunas mujeres quemaban al pie de la cuesta montones de hojarasca, y un perfume rústico, mejor que el incienso, sahumaba deliciosamente el contorno. Ramiro recordó sin quererlo sus amores con la sarracena. Cuando hubo llegado a la Puerta de San Vicente, díjole al paje que esperara en aquel sitio, mientras él iba a situarse frente a la muralla del Norte.
La dulzura de las miradas, el ligero palpitar de los labios estremecidos por el rezo, no eran bastante a disipar la fascinación que con su hermosura despertaban. Cuando se movían arreglando los reclinatorios y las sillas, el sagrado recinto parecía estremecerse como santo mordida por la tentación, y el crujir de las sedas imitaba rumor de viento entre hojarasca caída y seca.
7 Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento. 8 Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su salario conforme a su labor. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesús, el Cristo. 12 Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
Es indudable que semejante absurdo merece una reprobación unánime, aunque Góngora, á pesar de sus extravíos, fuese siempre un hombre ingenioso y un verdadero poeta. Sólo en el Polifemo y en las Soledades llevó hasta la exageración su estilo pedantesco y afectado, ampuloso y lleno de hojarasca, sometiendo por completo el fondo á la forma.
En el fondo reposan la enorme serpiente enroscada al pié del peñasco, en medio de la hojarasca; el terrible león dormido á la entrada de su gruta sombría; la pantera lamiendo tranquilamente á sus cachorros, con la voluptuosidad del calor de aquel clima de fuego, a la sombra del árbol indostánico.
Profundamente conmovido, se disponía Francisco a seguir el camino que la joven le había indicado, el cual en aquel sitio cruzaba un pequeño bosque de sauces y de abedules, cuando despertó su atención un ligero rumor de hojarasca y vio al mismo tiempo, confusamente, por entre los árboles la figura de un hombre joven que huía del bosquecillo y se alejaba a través de un campo de centeno.
La noche se presenta bien. Anduvieron dos horas por las cañadas buscando los lugares más conocidos del cazador por sus madrigueras. No había vivienda de conejo que no la tuviese anotada en su memoria. Isidro aprovechaba todos los altos del bicheo para tenderse en la hojarasca mirando a lo alto.
Lo había dicho varias veces a su amante, expresándose de una manera ruda; pero en aquel lance, parecíale ridículo volver sobre aquella idea verdadera o falsa del amor, porque en su buen instinto comprendía que toda aquella hojarasca de leyes divinas, principios, conciencia y demás, servía para ocultar el hueco que dejaba el amor fugitivo.
Palabra del Dia
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