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Actualizado: 28 de julio de 2025


Dispone Uno que a tal o cual hombre se le meta en la cabeza la idea de regenerarlas, y luego vienen ellas poniendo peros. Ya salen con que ha de ser bonito, ya con que ha de ser Fulano y si no, no. Hijas de mi alma, Yo no puedo alterar mis obras ni hacer mangas y capirotes de mis propias leyes. ¡Para hombres bonitos está el tiempo!

Después de la misa nos desayunamos y comenzamos a trabajar, alternando nuestras tareas con la lectura de la Biblia; después y hasta la hora de comer, mis hijas dan lecciones de gramática e historia. Con estas ocupaciones, el tiempo lo encontramos corto. Después de comer tenemos una hora de recreo.

La familia la constituían su esposa Misiá Petrona, á la que él llamaba la china, y dos hijas, ya mujeres, que habían pasado por un colegio de Buenos Aires, pero al volver á la estancia recobraron en parte la rusticidad originaria. La fortuna de Madariaga era enorme.

1162 La cigüeña, cuando es vieja, pierde la vista, y procuran cuidarla en su edá madura todas sus hijas pequeñas: apriendan de las cigüeñas este ejemplo de ternura. 1163 Si les hacen una ofensa, aunque la echen en olvido, vivan siempre prevenidos; pues ciertamente sucede que hablará muy mal de ustedes aquel que los ha ofendido.

Mi amigo miró con sorpresa al marido y a las hijas, como diciendo: ¿Qué le he hecho yo a esta señora para que me reciba de este modo? Pero lo mismo él que ellas, en vez de avergonzarse, levantaron los ojos al cielo, con un gesto de resignación que le sorprendió todavía más.

Quiero decir continué hablando con tanta vehemencia como rapidez que te has forjado respetos de familia, consideraciones e ideas que son hijas de un error. Te han engañado, están abusando de tu bondad, de tu dulzura para fines execrables, y no pudiendo amoldar tu hermosa condición a la suya, te corrompen por grados, falsificándote, querida mía, con la escuela del disimulo.

Los hombres, digo, los señoritos, somos unos miserables; creemos que el honor de las hijas del pueblo es cosa de juego... No me pongas esa cara, vida mía.

En los tableros inferiores se destaca, en alto relieve, la historia de aquel Hugo de Portinaris que, después de defender heroicamente la fortaleza del Borgo, fué degollado, junto con su mujer y sus dos hijas, por el victorioso y sanguinario Orlando Testaferrata.

Vienen ricos de fortuna indiscutible, como ese doctor y su inmensa tribu que hicieron el viaje con nosotros desde Madrid; la viuda de Moruzaga, otra argentina, con sus cinco hijas, unas niñas modositas y simpáticas que recitan monólogos en francés, se entienden entre ellas en inglés, y a veces, por condescendencia, hablan conmigo en castellano; y con ellos otros propietarios de menos brillo, pero igualmente sólidos, que vuelven a sus estancias del interior. ¡Gentes interesantes y buenas!

Las formas del diálogo, un tanto desenvueltas y libres, contribuyen tambien á la impresion de disgusto que producen las citadas comedias en el ánimo del que está acostumbrado á una literatura dramática digna y moral, que sin ser fanática ni supersticiosa, respeta siempre la moral, enseña máximas consoladoras, ofrece tipos nobles, y no ofende jamas el pudor de las madres ni de las hijas.

Palabra del Dia

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