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Actualizado: 7 de junio de 2025
No podía mirarlos sin sentir el mismo doloroso pinchazo en el corazón, la misma gota amarga de hiel en los labios. Su espíritu, sereno siempre, turbábase por un instante, y aparecía fría unas veces, otras irritable y enigmática, con gran sorpresa y dolor de Gonzalo que se esforzaba en alegrarla. Pronto lo conseguía.
Desde que pasó el 25, notaba en todo su ser comezón, fiebre, recelo, y sus labios gustaban hiel amarguísima. La idea del compromiso en que se iba a ver no la dejaba libre un momento, y ningún cálculo la llevaba a la probabilidad de una solución conveniente... ¡Si Pez volviera pronto!... ¡
Pero la lógica inflexible de su necesidad la amarraba allí, y no viendo a su compromiso otro remedio, érale forzoso apechugar con aquel caliz. «Ya que he hecho el sacrificio de venir pensaba , no me voy sin probar fortuna». El tiempo apremiaba; ya había dado la una... Dos o tres veces trajo las palabras de la mente a la boca, y allí se le quedaron revueltas con una saliva que era hiel pura. «¡Qué tonta soy! pensaba . ¡Tener reparo delante de esta chiquilla...!». Por fin, tanto luchó, que las palabras salieron tropezando.
Probad a conversar un rato con el Señor, y sentiréis las delicias celestiales y los contentos especialísimos que hallan los que le aman. Todo cuanto hay en el mundo es locura y engaño; festines, comedias, tertulias, diversiones y lo demás que los hombres tienen por bienes están mezclados con hiel y sembrados de espinas.
Ataide, mudo, asombrado, en negras ánsias perdido, en la duda estremecido, en un misterio anegado, dudando si era soñado aquel torrente de hiel, ó una realidad cruel que su esperanza rompia, á su madre sostenia, ansiosa abrazada á él.
Disparaba la honda con habilidad extraordinaria y mataba a pedradas los aviones que pasaban volando; montaba bien a caballo; guiaba como pocos un carro de guerra; sabía de memoria los mejores versos turdetanos y los componía también muy regulares; con un garrote en la poderosa diestra era un hombre tremendo; con las mujeres era más dulce que una arropía y más sin hiel que una paloma; corría como un gamo; luchaba a brazo partido como los osos, y poseía otra multitud de prendas que le hacían recomendable.
Así, por esa pendiente, se despeñan los pueblos; á medida que se bañan en sangre y se empapan en hiel y lágrimas, la colonia, si tiene vitalidad, aprende á luchar y á perfeccionarse en el combate, mientras que la Madre patria, cuya vida en la colonia depende de la paz y de la sumisión de los súbditos, se debilita cada vez, y aunque haga heroicos esfuerzos, al fin, como su número es menor, y sólo tiene una vida ficticia, acaba por morir.
El justo inalienable derecho que te asiste palabra vana es sólo, sarcasmo, burla cruel; la justicia es quimera para tu suerte triste; esclava, y sin embargo ser reina mereciste; goces das al verdugo que en cambio te dá hiel.
Ya has vaciado toda tu hiel sobre esa pobre muchacha... Sí, señores, no era precisamente un modelo de virtud, pero tenía una voz soberbia, antes de caer en poder de Novelli... Dispense usted, interrumpió Tragomer: ¿la conocía Novelli antes de encontrarla en Inglaterra? Nunca la había visto. ¿Ha cantado en Inglaterra con el nombre de Baud antes de marchar á América con el de Hawkins? Sí, señor.
30 Y escupiendo en él, tomaban la caña, y le herían en su cabeza. 32 Y saliendo, hallaron a un cireneo, que se llamaba Simón; a éste cargaron para que llevase su madero. 34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo.
Palabra del Dia
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