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En las mismas ordenanzas se previene que en cada pueblo se continúe el nombramiento de un corregidor indio, dos alcaldes, cuatro regidores, un alguacil mayor, dos alcaldes de la hermandad y un mayordomo, con otros oficios correspondientes a la iglesia, como son un sacristán, tres cantores y dos fiscales, que cuiden de aquellos ministerios propios de su destino, y estas elecciones las confirma el gobernador de los pueblos.

En Granada fue cantonal cuando la revolución, y echó de su altar a la Santísima Virgen aquí el señor Vicente se quitó el sombrero e hizo una reverencia . Pues bien; le tengo hecho un corderito, y hace un mes se inscribió en la Hermandad del Sacramento de su parroquia. Es mi mejor conquista. ¿Y esos ojos cómo van? preguntó Isidro. ¡Cómo quiere usted que vayan! Mal, muy mal. Me sofoco demasiado.

Un Hércules en los tiempos prehistóricos, un Cid en los tiempos caballerescos, serían un Quijote en los tiempos de la partida doble y el tanto por ciento. Un Espartero y un Mendizábal, por el contrario, hubieran sido en aquellas épocas remotas, prestamista judío el uno, cuadrillero de la Santa Hermandad el otro.

Juan Pérez de esta ciudad, como uno del pueblo, y para el bien público, digo que el Provincial de la Hermandad, ha nombrado por secutor de hermandad á un hombre llamado Luis Sánchez el cual es hombre infame y es zapatero que usa dicho oficio con delantal delante de los pechos y golpeando con un box, llamando la gente y calzando zapatos á negros y blancos y limpiándoles los pies, y además de esto, sirve al obispo Esquilache en lo que le manda.

Ensilló volando Candido los tres caballos, y Cunegunda, él, y la vieja anduviéron diez y seis leguas sin parar. Miéntras que iban andando, vino á la casa de Cunegunda la santa hermandad, enterráron á Su Ilustrísima en una suntuosa iglesia, y á Isacar le tiráron á un muladar.

Tenía el gremio de confiteros su hermandad de cofradía, la cual llegó en cierta época á ser de las más ricas y que más continuo y lucido culto sostenían, como así en papeles antiguos consta.

Hízolo así don Quijote, teniendo las riendas a Rocinante hasta que llegase su cansado escudero, el cual, en llegando, le dijo: -Paréceme, señor, que sería acertado irnos a retraer a alguna iglesia; que, según quedó maltrecho aquel con quien os combatistes, no será mucho que den noticia del caso a la Santa Hermandad y nos prendan; y a fe que si lo hacen, que primero que salgamos de la cárcel que nos ha de sudar el hopo.

Bebiendo el entusiasmo de sus hechos Buscaremos del hombre los derechos Á la radiante luz de la verdad; En el templo de Mayo elevaremos Hostia de paz y allí profesaremos Su doctrina de amor y de hermandad.

Pues bien; esta hermandad desea comprar parte de la tierra que es propiedad de don Luis, a lo cual se niega él resueltamente: todos los esfuerzos, todos los ofrecimientos han sido inútiles. ¿Y qué puedo yo en el asunto?

Entristecióse mucho Sancho deste suceso, porque se le representó que los que iban huyendo habían de dar noticia del caso a la Santa Hermandad, la cual, a campana herida, saldría a buscar los delincuentes, y así se lo dijo a su amo, y le rogó que luego de allí se partiesen y se emboscasen en la sierra, que estaba cerca.