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Mira ; mientras no se suprima eso de que los ex ministros tengan treinta mil reales... Yo no cómo no se les ocurren estas cosas... Señor, que no podemos con la Hacienda, que hay déficit. ¿Pues qué más tiene usted que quitar tanto empleado vagabundo?... Señor, que la política... Pues fuera política... Si quisieran, todo lo arreglarían bien.

Verdad es, que hay tambien otros quejosos, Que dicen, por se ver muy afligidos, Negocios de este Lerma escandalosos; Mas eran enemigos conocidos, Y á veces suele haber casos forzosos, Que obligan á los hombres entendidos A dar en Scyla de ojos, procurando A Caribdis huir, que está esperando. El hácelo. ¡Cuan poco que ha durado!

Yo no aconsejaría a ninguna madre que llevase allí a sus hijas, pero hay muchos hijos que van con sus padres y salen igual que han entrado.

Y si no la tuvieses ya te arreglarías para aparecer con ella... ¡Ea, ya pasó!... A las rabietas me duran poco... Y, sobre todo, en cuanto empiezas a hablar, pierdo la fuerza. No hay orador que se te iguale en eso de acumular los razonamientos en el punto que te convenga; y hasta sabes sacar el Cristo... digo, el niño... Cecilia soltó la carcajada. Reconocerás que ha sido con oportunidad.

Este fielato lo he visto en lo que es hoy glorieta de Bilbao. Donde yo tuve mi primera barraca hay ahora un gran café.

No cerré los ojos con toda la noche, considerando mi desgracia, que no fue dar en el tejado sino en las manos del escribano, y cuando me acordaba de lo de las ganzúas y las hojas que había escrito en la causa, echaba de ver que no hay cosa que tanto crezca como culpa en poder de escribano.

En otro tiempo habia alguno de esta nacion en el distrito de Buenos Aires, á las orillas de los rios Lujan, Conchas y Matanza, pero ya no los hay. Sus caciques eran Mugelup, Alcochorro, Galeliam y Mayú.

Se sentó en un banco y comenzó a considerar, con sangre fría, la situación. «¡Sobre todo, calma! se dijo . No hay motivos para alarmarse. ¡Que se vaya al diablo la muchacha! Tanto peor para ella si me toma por un espía. ¿Qué me importa a ? No me conoce, ni los estudiantes tampoco. Ni siquiera han podido verme la cara, pues me he levantado el cuello del gabán

Supongamos que hay lo que yo creo que no hay... Podría ser... Entonces mi querida rata se pondría a roer en un rincón del cielo para hacer un agujerito, por el cual me colaría yo...». Y nos colaríamos todos indicó la hermana de Moreno, gozosa, pues le hacían mucha gracia aquellas bromas.

El jumento está como conviene, la montaña cerca, la hambre carga, no hay que hacer sino retirarnos con gentil compás de pies, y, como dicen, váyase el muerto a la sepultura y el vivo a la hogaza. Y, antecogiendo su asno, rogó a su señor que le siguiese; el cual, pareciéndole que Sancho tenía razón, sin volverle a replicar, le siguió.