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Actualizado: 24 de julio de 2025
Asimismo mandó, que á cualquiera individuo que se presente, aseguren y pongan á mi disposicion, á fin de evitar en adelante, que estos mal intencionados aprovechen la ocasion de sorprender y seducir los ánimos sencillos de los indios, robar las haciendas, y cometer muchos atentados atroces, dignos de la mayor pena.
Vivían juntos, ambos solteros y entregados al cuidado despótico de D.ª Mariquita, ama de llaves y dueño absoluto de sus vidas y haciendas. D. Juan, a fuerza de pasear su mirada severa y majestuosa por el mar de cabezas que se extendía desde la valla hasta la puerta del templo, tropezó con la calva reluciente del pigmeo de su hermano.
Así que, nadie piense que les quitasen los señoríos, las haciendas y la libertad, sino que Dios les hizo merced en ser de españoles, que los cristianizaron, y que los tratan y que los tienen ni más ni menos que digo. Diéronles bestias de carga para que no se carguen, y de lana para que se vistan; y de carne para que coman, ca que les faltaba.
Repartidos todos los papeles se obligaban los actores, después de prestar solemne juramento, á estudiarlos bien y asistir al teatro con puntualidad, y á veces á riesgo de sus vidas y haciendas. El manuscrito que contenía los papeles, se llamaba el registro de la pieza, y el encargado del registro era también el director de escena. Cuanto tenía relación con el teatro competía al burgomaestre.
Nos dirigíamos a una de las numerosas haciendas en que está subdividida, la de San Benito, a la que llegamos cuando la noche caía y el viento fresco de la sabana abierta empezaba a hacernos bendecir los zamarros y la ruana cariñosa.
¿Y él? preguntó Arias. Cambiado enteramente, desde que se casó y se reconcilió con su cuñado. Este es el que le dirige en todo. Ahora labra por sí sus haciendas, aconsejado por mi marido, con el que pasa semanas enteras en el campo. En fin, es el niño mimado de la familia, donde ha sido recibido como el hijo pródigo.
Andad, hermano, mucho de enhoramala para vos y para quien acá os trujo, y tened cuenta con vuestro jumento, que las dueñas desta casa no estamos acostumbradas a semejantes haciendas. -Pues en verdad -respondió Sancho- que he oído yo decir a mi señor, que es zahorí de las historias, contando aquella de Lanzarote, cuando de Bretaña vino, que damas curaban dél, y dueñas del su rocino;
No, no, ni Dios lo permita o quiera. Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas, y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica; la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina; la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda; la cuarta, en servicio de su rey, en la guerra justa; y si le quisiéremos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria.
El rey Radmir les ofreció seguridad en las vidas y haciendas, y que fuesen libres en morar en aquella ciudad, ó retirarse á otra parte: y con esto se entregó la ciudad, y muchos nobles Muzlimes pasaron á Valencia á Murcia: esto pasó el año quinientos doce: el rey Amad-Dola se retiró con toda su familia á la fortaleza de Rot-Alyehud.
Como base principal de su fortuna figuraban las extensas haciendas que poseía, desde los tiempos de la conquista, en el hoy denominado Estado de Morelos, comarca fertilísima, en donde se cultiva con preferencia la caña de azúcar.
Palabra del Dia
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