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Era su padre quien le pegaba, y un padre puede pegar, porque así demuestra que se interesa por sus hijos. Pero que probase otro a golpearle: era como sentenciarse a muerte. Y al decir esto, se erguía con la belicosa petulancia de una raza habituada a ver correr la sangre y a hacerse justicia por su mano.

Mariquita León es laboriosa, activa, despejada, y posee los bríos y la entereza convenientes para gobernar bien su casa y su hacienda y para hacerse respetar y temer de sus enemigos. Y no por eso tiene Mariquita nada de sargentón, de marimacho o de monja alférez.

, señor novelista; creo que es más fácil purgar el desierto de beduinos, arrojar los cafres de las costas de oro, y poblar de hombres la Nueva Zelanda en que viven los antropófagos, que purgar á Paris de esa civilizacion engañosa, de ésa fascinadora cultura, de esa idolatría chillona que comprende tan bien el secreto de hacerse admirar. =Resúmen de esta série. =

La unidad de la República, propuesta por Rivadavia por las vías parlamentarias, empezaba a hacerse efectiva desde Córdoba por medio de las armas, y el general Paz, al efecto, reunió un congreso de agentes de aquellas provincias, para que acordasen lo que más conviniera para darse instituciones.

Hagamos todo lo que hacerse quepa para serlo en el futuro; y si llegamos a perder la esperanza de serlo nosotros mismos, hagamos todo lo posible porque lo sean nuestros hijos. ¿Qué mejor recompensa para el esfuerzo de nuestros mayores, para el esfuerzo definitivo que nosotros hicimos?

Los caminos del interior todavía no están adaptados para vehículos, de modo que gran parte del viaje tiene que hacerse a lomo de mula; pero las mejoras van aumentándose constantemente y dentro de poco muchas partes de la república, desconocidas hasta ahora, se abrirán para el viajero y el colono. 1. ¿En qué puerto del Perú se debe desembarcar para ir a La Paz?

Por último, haciendo la conversación general, soltó el Conde la rienda a su buen humor, ensartó mil chistosos desatinos, dentro siempre de los límites no ya sólo de la decencia, sino de la más delicada urbanidad, y divirtió y regocijó a la reunión, logrando hacerse simpático a todos.

«No me olvidaré de ti, Adoración» le dijo la señorita, que con esta frase parecía anunciar que no volvería pronto. En ambos patios había tal ruido de tambores, que era forzoso alzar la voz para hacerse oír. Cuando a los tamborazos se unía el estrépito de las latas de petróleo, parecía que se desplomaban las frágiles casas.

Si no hubieras venido, hubiéramos ido todos a tu casa exclamó Butrón con gran vehemencia Como que sin ti no puede hacerse nada y en tus manos está, en rigor de verdad, la suerte del partido. La vanidad hizo en el rostro de la Albornoz lo que jamás había conseguido la vergüenza: sonrojarlo.

Como no lees nunca un periódico.... Ni falta que me hace... pero dímelo , anda. Pues es... así a modo de una... de una que habla con todos, supongamos.... ¿Que habla con todos?... ¿y te lo dijo en tu cara?... ¡El Dulce nombre de María! Pero no hablar por mal, tonta; si no es eso.... Es hablar de los deberes del pueblo, de lo que ha de hacerse; es istruir a las masas públicas....